La relación entre el dinero y el hombre es compleja, muy complicada para la mayoría. ¿Cuántos aceptarán catalogar de esta manera al vínculo que establecen con lo material? Seguramente muy pocos, teniendo cuenta que el “vil metal” suele tener una connotación negativa (y más en nuestro país), donde pareciera que todo el que pudo progresar económicamente lo hizo en base al engaño, la corrupción o negocios dudosos.
Pero hasta estas acusaciones pueden entenderse desde esta óptica: si mi relación con el dinero es conflictiva, si siempre estoy “atrás” del dinero, ganando menos de lo que siento que merezco y viviendo al día o con deudas constantes, mi realidad está basada en la imposibilidad de progreso económico y no tengo las herramientas para entender cómo hizo aquel que trabaja de lo que le gusta, gana más de lo que necesita y puede darse sus gustos en vida.
Para mejorar la relación con el dinero es necesario tener en cuenta los cuatro pilares que fundamentan el idea y vuelta: la generación, el gasto, el ahorro y la inversión.
Analizaremos a continuación aspectos importantes de cada uno de ellos, con el objetivo ambicioso de que estas líneas actúen como disparadores en el lector y lo lleven a replantearse algunos aspectos de la “correspondencia” que establece día a día, aun sin darse cuenta, con el dinero y sus finanzas personales.
LA GENERACIÓN
La generación de dinero dependerá de la educación y las habilidades individuales de cada persona, pero no de manera exclusiva: la concepción que se tenga del dinero también será de vital importancia en este ítem. Aquel que aprendió desde chico que el dinero es algo “pecaminoso” y “sucio” con frases tales como “no se habla de dinero en la mesa” o “pobre pero honrado”, seguramente tendrá resistencias inconscientes para ganar más.
Existen prácticamente infinitas maneras de “hacer” dinero.
Para simplificar, decimos que el dinero puede ser generado desde cuatro lugares distintos:
Empleado: es la forma de generar dinero que tiene la mayoría de la gente. Se trabaja una cantidad de horas fijas, y el empleador paga una remuneración todos los meses. Desde empleados públicos hasta pilotos de aviones, cobran un sueldo mensual generalmente fijo por sus servicios.
“Autoempleado”: mucha gente también genera ingresos bajo esta figura. La entrada de dinero suele ser variable, y dependerá de la inversión de tiempo que haga la persona.
Desde contadores que trabajan por su cuenta hasta taxistas, esta generación de ingresos suele tener más potencial que la vista anteriormente, lo que no quiere decir que todos sepan cómo aprovechar las ventajas de vivir bajo relación de independencia.
Dueño de negocio: analizando ya el lado de los “capitalistas”, la generación de ingresos de los que entran en esta categoría puede hacerlos millonarios.
Es importante resaltar aquí que el negocio que se posee no tiene por qué ser un local, es decir, tener un correlato físico. Gracias a Internet, los dueños de negocios virtuales vienen pisando cada vez más fuerte.
Inversor: claramente abarca a una minoría de la población, que logra generar ingresos utilizando dinero en vez de horas hombre. En este punto, el pilar de generación se mezcla con el de inversión, razón por la que abordaremos esta clasificación más adelante.
El saber cómo generar dinero es una condición necesaria pero no suficiente para optimizar el vínculo con lo material, y esto se relaciona con el siguiente pilar.
EL GASTO
Cuando decimos gasto nos referimos al consumo o el “desprendimiento” de lo generado. Dado que no todo es tan lineal como se cree, existen infinidad de personas con habilidades para generar, pero con serias dificultades para conservar dentro de su activo lo ganado.
Por ello es importante entender que muchas veces lo que le conviene a la sociedad en su conjunto (que los individuos gasten todos sus ingresos y más aún, mediante el crédito) no es lo que me conviene a mí individualmente.
Existen diferentes “patologías” de gastadores, desde los compulsivos (aquellos que se vuelven adictos al gasto desmedido) hasta los gastadores “hormiga” (aquellos que sin darse cuenta gastan todos sus ingresos en pequeños gastos cotidianos para después expresar “no sé en qué se me va el dinero), pero aquel que quiera disciplinar sus egresos para lograr algún día la independencia financiera debe estar dispuesto a resistir constantemente el embate del marketing consumista que pretende direccionar su deseo hacia el producto que las empresas necesitan vender en ese momento.
Para mejorar en este aspecto, muchas veces es necesario “cajonear” las tarjetas de crédito y rechazar préstamos personales a tasas usureras.
Existe un imaginario equivocado que supone que una de las ventajas de poseer dinero es no tener que preocuparse nunca más por los gastos, cuando justamente son los acaudalados quienes más control y presión ejercen sobre los mismos.
El conocer, con decimales y centavos, en qué se gasta el dinero es un denominador común entre quienes logran ser exitosos en el pilar que sigue.
EL AHORRO
Así como existen patologías en lo referente al consumo, también las hay en torno al ahorro: la “tacañería” es un claro ejemplo. Ahorrar tiene que ver siempre con postergar el deseo presente para lograr una mayor gratificación a futuro.
El secreto del ahorro pasa por tener una buena causa: si la misma es cambiar el auto o comprar el último modelo de celular, la concreción traerá el fin del ahorro y un sentimiento de vacío creciente.
Si, en cambio, la causa tiene que ver con pasarse del cuadrante de empleado o autempleado al de inversor o dueño de un negocio, como se consignó anteriormente, es más probable que se alcance el objetivo buscado mucho antes de lo que se imagina.
Existe mucha gente que sabe ahorrar, pero muchos menos que saben invertir. El ahorro tiene su correlato en el consumo y su devenir en la inversión, que es el próximo pilar.
LA INVERSIÓN
Invertir tiene que ver con colocar el dinero en instrumentos que tengan una buena relación riesgo-rentabilidad. Aprender esto no es tan difícil como la mayoría piensa, sino que es cuestión de dedicarle tiempo y energía al asunto.
Para lograr que el dinero trabaje para uno, la información es un activo vital. Por ejemplo: ¿Cuántos saben que la mejor inversión de este año es la Bolsa, que ha subido más de 60% desde el 31 de diciembre pasado?
Además, suelen estar convencidos, erróneamente, de que es complicado y complejo abrir una cuenta en un Agente de Bolsa (que muchas veces ni hace falta porque se puede operar desde el propio banco en donde se tenga cuenta).
Para aprender a invertir hay que aprender a diversificar, y lejos de ser una obstáculo esto es una ventaja que nos permitirá aprender sobre aspectos tan variados como propiedades, soja, dólar, plazos fijos, oro y la misma Bolsa de Comercio.
CONCLUSIÓN
No se puede pensar en mejorar una relación si primero no se analiza con profundidad la misma. Es difícil ser exitoso en los cuatro pilares presentados, pero se puede buscar mejorar paso a paso en cada uno de ellos.
Lograr que nuestros ingresos no provengan solamente de una sola fuente, que nadie nos diga qué es lo que tenemos que consumir, encontrar una causa para el ahorro y poner a trabajar el dinero para nosotros en vez de tener que trabajar nosotros por él es totalmente posible para aquellos que estén dispuestos involucrarse en mejorar su relación con el dinero.
Esta nota fué escrita por Nicolás Litvinoff y publicada por el diario La Nación el día Martes 24 de Septiembre de 2013.
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