Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación.
Se puede pensar que la ansiedad, junto con otros estados emocionales, pertenece a un campo de estudio relacionado con la psicología o hasta la psiquiatría en el peor de los casos. Por lo tanto…¿qué relación podría llegar a tener con nuestras finanzas personales y la manera en la cuál nos relacionamos con el dinero?
Veremos en la columna de hoy que el link existente es fuerte y peligroso, al punto de convertirse en un elemento clave que puede definir el éxito o fracaso en lo referente al plano material y de realización personal.
Comenzaremos esta nota definiendo la ansiedad normal y patológica, para luego estudiar como ésta afecta a nuestras decisiones de ahorro y gasto.
En cada uno de los casos se darán tips superadores para sortear este problema que aqueja secretamente a millones de personas.
Pero…no se pongan ansiosos, vamos de a poco.
ANSIEDAD NORMAL Y ANSIEDAD PATOLÓGICA
La palabra ansiedad viene del latín anxietas, que significa angustia o aflicción, y hace alusión a un estado de ánimo generalmente alerta que busca anticiparse a una situación futura importante que es vivida con cierto temor e impaciencia.
La ansiedad está presente en prácticamente todo ser humando en mayor o menor medida y ese grado de intensidad es justamente el que sirve para diferenciar a un sentimiento de ansiedad normal de uno patológico.
Ante la sensación de peligro, sea real o imaginaria, la ansiedad puede considerarse una respuesta normal o adaptativa, que prepara al cuerpo y a la mente para reaccionar ante una situación de emergencia. Ello lleva a pensar a la ansiedad como una emoción necesaria para la supervivencia, dado que para preservar su integridad física el ser humano ha tenido que poner en marcha ciertos mecanismos mentales relacionados con la misma durante millones de años: la reacción de lucha o huida.
El problema aparece cuando surgen diferentes cuadros sintomáticos que constituyen los llamados trastornos de ansiedad, que suelen ser muy nocivos para el que los padece, como ser el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno de pánico, el trastorno por estrés postraumático, el trastorno por ansiedad generalizada o diversas manifestaciones de fobia.
Cuando la reacción es excesivamente intensa y se establece como un hábito complicando las tareas cotidianas de la persona estamos ante un cuadro de ansiedad patológica que debe ser tratado por profesionales de la salud.
ANSIEDAD Y SU RELACIÓN CON EL GASTO, EL AHORRO, LA INVERSIÓN Y LA GENERACIÓN DE INGRESOS
Claramente, cuando la ansiedad es patológica afecta a prácticamente todo el universo de una persona, incluyendo su relación con el dinero.
Pero no hace falta ir tan lejos para analizar el link existente entre el dinero y la ansiedad. Para poder analizar juntos el grado de importancia que este estado emocional tiene en nuestros hábitos financieros, estudiaremos como afecta este “exceso de futuro” a lo relacionado con los dos pilares que forman la base de la salud financiera personal: el gasto y el ahorro.
1) Ansiedad y gasto:
En lo referente al gasto, podemos detectar un caso emblemático en el cual la ansiedad se manifiesta abiertamente: los compradores compulsivos.
La compulsión por comprar es un trastorno cada vez más común. Se trata de una patología en la que hay una necesidad irreprimible de adquirir cosas ahora mismo, sin margen de espera.
Frente a situaciones tales como una vidriera con ofertas, el cobro del sueldo o una ampliación del límite de gastos con la tarjeta de crédito, una persona con determinada estructura de pensamiento puede llegar a experimentar una sensación de ansiedad que lo lleva a gastar compulsivamente en cosas superfluas (pero que en el momento de la compra se viven como extremadamente necesarias o irresistibles) dinero que debería utilizar para otras cuestiones más necesarias.
Tips para frenar la ansiedad en el gasto:
El primer paso es entender el comportamiento que lleva a esto. La compra compulsiva es bastante más que un despilfarro ocasional con arrepentimiento posterior y, para considerarse realmente un trastorno, el comportamiento tiene que estar relacionado con una angustia marcada o inferir en el funcionamiento normal de la vida cotidiana.
Las causas primigenias de la adicción a la compra aún no están claras, sin embargo, se pueden detectar dos denominadores comunes entre quienes sufren este desorden: la gran apreciación de lo material y una pobre autoestima.
Dicho esto, el segundo escalón es hablar con las personas que tienen este trastorno de conducta para que asuman que tienen un problema, pero sin presionarlas. Es importante crear contexto para esta charla, hacerla a las apuradas o con otras personas presentes puede ser el camino más directo para que todo fracase y vuelva a foja cero.
El tercer paso pasa por buscar terapias alternativas para la ansiedad. Para gastar menos surge entonces la necesidad de controlar la ansiedad y aumentar la autoestima. Para ello, comenzar terapia con un psicoanalista, yoga o, mejor aún, anotarse en un curso de meditación puede funcionar como un moderador de gastos al canalizar esa energía negativa en fines más productivos.
El relajamiento y la meditación activan sustancias como las endorfinas que ayudan a tranquilizar el cerebro y permiten pensar con más frialdad a la hora de comprar.
Por último, puede ser de gran utilidad para aquellos gastadores organizar sus ingresos y ahorros, asignando un orden de prioridad a sus gastos del 1 al 10 de manera tal de eliminar las compras que se encuentran por debajo del nivel 5, para empezar.
Restringir a cero el uso de las tarjetas de crédito u otros mecanismos que puedan tentar a la hora de comprar también es aconsejable.
2) Ansiedad y ahorro:
En lo referente al ahorro es donde se puede ver claramente los efectos de la ansiedad y, sobre todo en nuestro país, en donde la inflación y la presión consumista por parte de las empresas no ayuda demasiado a controlar la ansiedad.
Dado que ahorrar es justamente posponer la materialización del deseo en el presente para poder disfrutar más en el futuro, las personas ansiosas fracasan constantemente en su implementación y pierden de manera muy fácil la batalla entre su “yo” presente y su “yo” futuro. En estos casos, la ansiedad se transforma en impaciencia y la impaciencia hace que toda acción de ahorro sea percibida como algo inútil, comprometiendo de esta manera la calidad de vida futura en post de un mayor disfrute en el presente, sin llegar nunca a un sano equilibrio entre ambos horizontes temporales.
Tips para frenar la ansiedad en el ahorro: