Los tiempos cambian, la vida evoluciona y las costumbres y hábitos que durante siglos fueron considerados normales hoy en día son puestos bajo cuestionamiento.
Dentro del mapeo mediante el cual se clasifican los consumidores según su grupo de pertenencia en lo referente al estado civil, ha ganado fuerza en la última década una nueva individuación: se trata de los neosolteros, término utilizado por primera vez en los años 90 por la escritora española Carmen Alborch en su libro “Solas: gozos y sombras de una manera de vivir”.
¿Quiénes entran dentro de la clasificación de neosolteros? ¿Cuáles son las ventajas y cuáles las desventajas de pertenecer a este grupo? ¿Cómo manejan sus finanzas personales? Contestaremos estas inquietudes a continuación.
¿Quiénes son los “neosolteros”?
Se les dice “neosolteros” a aquellas personas entre los 25 y los 50 años que no tienen como objetivo en la vida tener una relación estable, casarse ni mucho menos tener hijos; sino que más bien se preocupan por alcanzar el éxito en su vida profesional y vivir de una manera plena e independiente.
Algunas de sus características más distintivas son:
–Viven solos, aunque algunos pueden vivir en casa de sus padres hasta pasados los 30 años.
–No sienten la presión del paso del tiempo y creen que el momento de formar una familia llegará cuando tenga que llegar.
–Suelen ponerse metas personales y profesionales en lugar de metas más sociales como formar una familia o comprar su casa propia.
–Prefieren siempre alquilar una casa/departamento en vez de comprar. Se concentran en el disfrute y no en la posesión.
–Suelen darle mucha importancia al disfrute de las experiencias, como ser viajar, ir a cenar afuera, y otro tipo de actividades recreativas.
-Buscan relacionarse con gente que piense igual que ellos. La soltería no es un fracaso ni algo negativo, sino más bien una oportunidad de hacer lo que les gusta y conocer y relacionarse con otras personas que piensan igual.
Pero dado que la sociedad se encuentra estructurada en un enfoque familiar en cuanto al consumo e incluso las finanzas, los “neosolteros” suelen encontrarse con algunas dificultades y desafíos que ponen a prueba sus convicciones.
Analizaremos juntos las ventajas y desventajas de pertenecer a este nuevo grupo incipiente desde el punto de vista de las finanzas personales.
Ventajas financieras de los “neo solteros”
Gracias a una cualidad inherente del ser humano, es muy común tender a idealizar lo que no se tiene. Entre casados y “neosolteros”, en lo referente a las finanzas personales, suele suceder algo similar: unos piensan que si estuviesen solos podrían organizar mejor su economía doméstica y tendrían menos gastos, mientras que otros saben que un estatus de pareja socialmente aceptada les daría acceso a ciertas ventajas con las que hoy no cuentan.
Pero, dejando de lado las idealizaciones, estudiaremos a continuación algunas de las ventajas que presentan los neosolteros, para analizar luego las desventajas que este nuevo estado civil trae aparejado:
1) Férreo control del dinero: Los gastos son responsabilidad propia, lo cual puede permitir una mejor organización de la economía doméstica.
2) Menor aversión al riesgo en las inversiones: El hecho de no tener esposa e hijos hace que se puedan asumir inversiones de mayor riesgo, ya que se piensa que siempre habrá tiempo de recuperarse en caso de que las cosas no salgan según lo previsto. Esto genera acceso a un tipo de inversiones con mayor rentabilidad esperada que de otra forma podría llegar a verse como más irresponsables en cuanto a su concreción.
3) El dinero no determina los vínculos: ¿Cuántas veces escuchamos de matrimonios que pelean constantemente pero no se separan por un tema económico? El divorcio, ese gran fantasma para la finanzas de los integrantes de la pareja (o al menos para uno de los integrantes), no es una variable incluida dentro de la ecuación de felicidad de un “neosoltero”.
4) Mayor cantidad de tiempo para dedicarle al trabajo: Al no tener las responsabilidades que una familia con hijos trae aparejada, un “neosoltero” dispone de mayor cantidad de tiempo para dedicarle al trabajo en una etapa de la vida en la cual puede ser productivo. Esto puede potenciar los ingresos y acelerar el camino hacia el éxito profesional elegido.
5) Menores incentivos a endeudarse: La casa más grande o el coche más espacioso no están dentro de los objetivos de un “neosoltero”. Esto reduce los incentivos a endeudarse, mejorando la salud de las finanzas personales y liberando dinero para destinar actividades más valoradas por este género.
6) Importante ahorro a la hora de viajar: Los viajes, una actividad muy importante para los “neosolteros”, pueden decidirse y llevarse a cabo en un período de tiempo sensiblemente inferior al que corresponde a una pareja tipo. Esto se debe a una mayor flexibilidad a la hora de planificar las fechas, al existir menos limitaciones y variables. También, se pueden elegir hostels con cuartos compartidos para reducir aún más el costo del viaje.
Desventajas financieras de los “neosolteros”
Como mencionamos anteriormente, muchas de las desventajas para este nuevo género tiene que ver con una sociedad pensada pura y exclusivamente para una estructura familiar, aunque también existen otras derivadas de la propia condición.
Veremos ahora algunos ejemplos de ambas.
1) Dificultades para acceder al crédito: Anteriormente habíamos señalado como una ventaja los menores incentivos a endeudarse de un “neosoltero”. Pero aquellos que igualmente tengan como objetivo la compra de un techo propio, se encuentran con limitaciones importantes a la hora de pedir un préstamo, al no llegar muchas veces al mínimo de ingreso disponible en función del monto de la cuota a pagar. Para una pareja, esta limitación es sorteada al sumarse los dos ingresos. De tal manera, sería bueno que las autoridades piensen algún tipo de crédito enfocado o dirigido a este grupo cada vez mayor de personas.
2) Procrastinación financiera: La procrastinación hace referencia al hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables. Los “neosolteros” suelen verse a sí mismos como jóvenes sin edad y eso hace que se caiga en la ilusión de que ya habrá tiempo para todo, postergando el ahorro u otros hábitos financieros inteligentes para más adelante.
3) Dificultad para equilibrar gastos en alimentos: Las empresas de consumo masivo suelen tener como objetivo la venta a familias, mientras más numerosas mejor. Esto hace que los “neosolteros” se encuentren con problemas a la hora de comprar productos que respondan a las necesidades individuales y, muchas veces, tienen que comprar alimentos en un tamaño superior al que desearían, dificultando el ahorro y la eficiente asignación de los recursos.
Por suerte esto podría estar cambiando en los últimos tiempos, dado que se pueden observar productos cada vez más chicos en cuanto a su tamaño y contenido en las góndolas de los supermercados.
4) Prioridades de gastos desequilibradas: Si bien es verdad que los solteros pueden eludir gastos que tendrían al formar una familia (colegio de los chicos, obra social familiar, etc.) también es verdad que se puede terminar priorizando ciertas erogaciones que tienen que ver con agradarle a los demás en la búsqueda de una compañía o pareja. Es así como los gastos en ropa, estética, gimnasio, etc. pueden tener una ponderación importante dentro del presupuesto, en detrimento de otros gastos más esenciales.
5) Menores incentivos para el ahorro: Se sabe que uno de los fundamentos más importantes del capitalismo es la herencia. Los “neosolteros”, al no tener herederos, pueden experimentar menos incentivos para ahorrar dinero, con el sentimiento de que si les llegase a pasar algo ese dinero se perdería en el sentido de que no cumpliría la función de asegurar o hacer la vida más fácil a sus hijos y/o esposa/o.
Conclusión
Se podría caer fácilmente en el error de pensar que la neosoltería es una moda pasajera y efímera.
La aversión a los compromisos, las conexiones virtuales y cierto entramado social emergente posibilitan que esta nueva modalidad haya venido para quedarse.
Comprender mejor sus necesidades desatendidas y expectativas en el plano financiero y de consumo es también comprender y analizar mejor los tiempos por venir.
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