Operar en Bolsa no es nada fácil y, sin embargo, aprender este “arte” es altamente recompensando: las rentabilidades pueden ser atronómicas.
Invertir en el mercado por tu cuenta siguiendo tu propio método para convertirte en un “self investor” te traerá, más temprano que tarde, grandes satisfacciones.
En este post obtendrás una serie de sugerencias con las cuáles aumentarán tus chances de comenzar con el pie derecho tu vida inversora.
Sé disciplinado y coherente aún antes de comenzar a operar.
El invertir los ahorros en el mercado y lograr con ello rentabilidades extraordinarias es un trabajo un tanto extraño: no se cuenta con jefes, viajes hasta la oficina ni clientes.
Por lo tanto, el inversor se encuentra trabajando en “relación de independencia”, y no tiene nadie que lo controle en cuanto a la rigurosidad con la cuál lleva a cabo su tarea.
Tenés que ser disciplinado con los horarios: es aconsejable estar frente a la pantalla de cotizaciones al menos media hora en tres momentos distintos de la rueda de operaciones: en la apertura, promediando la jornada y sobre el cierre.
Perderse alguno de estos momentos es muchas veces similar a entrar a la sala de cine con al película ya empezada.
Respetá en caliente las decisiones tomadas en frío. El momento ideal para llevar a cabo el research es cuando el mercado no está operando, para luego ejecutar las ideas en horario de mercado.
Llevá un “diario de operaciones”.
Una fantasía tan común como ingenua es pensar que se van a abrir operaciones de compra en momentos de tranquilidad y de ventas solamente a la hora de tomar ganancias.
El día a día de los mercados lleva a que las decisiones de compra se tomen generalmente en mercados convulsionados (muchas veces en caída libre), y esas mismas posiciones sean cerradas cuando alguna noticia importante mueve las cotizaciones.
Este frenesí hace que en muchas oportunidades el inversor se olvide incluso las razones que lo llevaron a comprar o vender, o se le mezclen las distintas operaciones.
Para organizarse y conocerse mejor, es altamente recomendable llevar un “diario de operaciones”, en donde se anote no solo las operaciones realizadas sino las emociones que se tenían al momento de la concreción, el valor de otras variables, índices o instrumentos que se piensa puedan llegar a tener alguna correlación con la inversión e incluso las noticias más importantes del día.
La confección del “diario de operaciones” puede ser una fuente de consulta muy importante al momento de realizar nuevas operaciones.
Contratá un Coach para los primeros pasos.
Muchos de los inversores que llegan invertir su dinero en el mercado de acciones lo hace luego de haber recorrido exitosamente su carrera profesional, y tras haber acumulado un excedente de capital. Este éxito anterior los lleva a pensar que pueden replicar fácilmente lo hecho en su trabajo en el mercado de acciones.
La realidad marca que el mercado de capitales es un universo totalmente distinto al resto, y que un inversor debe ser prudente y buscar gente que tenga experiencia y que haya “sobrevivido varias batallas” para que lo asesore en sus primeros pasos.
Creer que ya se entendió como viene la mano solo porque las primeras operaciones salieron bien es la causa mas común por lo cuál los inversores inexpertos incurren en pérdidas astronómicas y son “limpiados” rápidamente por el mercado.
Realizá un riguroso Paper Trading para conocerse mejor.
El Paper Trading consiste en realizar simulacros de operaciones con dinero virtual antes de comenzar la operatoria real. La mayoría de los brokers online facilitan este proceso, brindándoles a sus clientes acceso a plataformas muy similares a las reales, para que el mismo gane experiencia en cuanto a la carga y ejecución de órdenes, seguimiento de las operaciones, visualización de los gráficos, etc…
Sabido es que no es tan sencillo replicar los éxitos que se logran en Paper Trading en el mercado real (en el simulacro, por el solo hecho de saber que no está invirtiendo dinero real, el inversor suele ser muy valiente para dejar correr las ganancias y muy medido para asumir las pérdidas), pero no obstante ello, es altamente aconsejable dedicarle al menos 2 meses a esta actividad antes de “salir a la cancha”.
Se lo más curioso posible.
“La curiosidad mató al gato” es un dicho popular que francamente no aplica en lo referente a la bolsa. Durante toda la carrera inversora pero principalmente en los comienzos, un inversor debe ser extremadamente curioso de los movimientos, acontecimientos, y circunstancias que suceden a su alrededor.
Así es como preguntando se aprende, es muy útil participar de chats, foros de discusión y cursos de capacitación en donde consiga evacuar sus dudas y cuente con un grupo de contención para compartir sus experiencias.
Dale la importancia que se merece al tema de los costos transaccionales.
Un error muy común en los inversores que hacen sus primeras armas es creer que los costos financieros “son igual en todos lados”, y por ende no vale la pena molestarse en buscar precios.
A veces incluso les llega información de brokers que cobran más barato pero los descartan por pensar que “lo barato sale caro”, pensando (erróneamente) que mientras más les cobren más seguros están.
Luego de estar operando un tiempo, irremediablemente el inversor inteligente se da cuenta de la importancia de los costos transaccionales (costo de comisión por operación, fee de mantenimiento de cuenta, porcentaje sobre cupones cobrados) y logra bajar dramáticamente los mismos, muchas veces manteniendo incluso la calidad del servicio.
Es mejor no perder tiempo y darle a este tema la importancia que se merece antes de comenzar a operar.
Desconfiá, desconfíá, desconfíá.
“En la bolsa, solo los paranoicos sobreviven” dice un refrán de alta aceptación en el ámbito bursátil. En un mercado repleto de gente experimentada, inteligente, conocedora del paño y sumamente rápida, es hasta sano para un inversor novato desconfiar de las recomendaciones de los analistas, de los ejecutivos de cuenta, de los periodistas financieros y hasta de las agencias calificadoras de riesgos: nadie es inocente aquí y todos tienen sus propios intereses, que muchas veces son linealmente opuestos a los del inversor minoritario.
La confianza es un bien muy preciado que se gana (o se pierde) con el tiempo: aprendé a confiar solamente en aquellos que muestran una línea de coherencia en el tiempo, no te dejes llevar por ostentaciones de riqueza, títulos profesionales o cargos.
Pero si confía plenamente en su propia capacidad de aprendizaje y dedicación para poder vivir de esto como lo hace muchísima gente en la actualidad.
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