El mercado no suele moverse como los expertos predicen, muy a pesar de todos los que invertimos activamente en el mismo.
Existen infinidad de teorías que buscan anticipar sus movimientos: teorías cíclicas (tiempo de duración de un mercado alcista según promedios históricos), teorías de calendario (estar líquido en el período Mayo-Octubre y comprado en Noviembre-Mayo), teorías conspirativas (los “big boys” hacen subir el mercado para que los inversores amateurs compren y luego lo tiran abajo), teorías del “efecto mariposa” (una política económica tomada por las autoridades de la bolsa de un país de Asia termina repercutiendo en los consumidores de un país Latinoamericano: todo está relacionado), teorías climáticas (los países cálidos son menos productivos y por ende sus bolsas tienen menores rendimientos que las de los países fríos), entre muchas otras.
Y en medio de estos disparates novelísticos, haciendo equilibrio frente a movimientos bruscos que no parecen tener explicación, rodeado de analistas cuyos researchs muchas veces son lo más parecido al discurso de un paciente con esquizofrenia (por lo rápido que cambian entre posturas totalmente opuestas), tratando de no ceder ante las presiones de los ejecutivos de cuenta que le quieren vender productos financieros híper complejos e inservibles, el solitario inversor bursátil busca mantenerse calmo a la hora de decidir cuando comprar y vender, jugándose su salud financiera y muchas veces su salud a secas.
¿Cómo podemos, como inversores minoristas, luchar contra estas situaciones descriptas y no perecer en el intento?
La respuesta es mucho más simple de lo que muchos creen: controlando las emociones.
La psicología del inversor es quizá uno de los temas más importantes y más inexplorados de las finanzas y la economía en general.
Veamos a continuación 3 tips a tener en cuenta si buscamos tener éxito en un mercado lleno de tiburones hambrientos como el actual:
1) Mantener en caliente las decisiones tomadas en frío.
Este es, a mi juicio, el error más común que comenten los inversores inexperimentados. Luego de realizar un estudio concienzudo, que en muchos casos puede llevar largas horas e incluso días, delimitando zonas de compra, venta, stops, etc…, cambian totalmente su postura cuando suena la campana y el dinero comienza a girar.
Un ejemplo: luego de analizar exhaustivamente el chart y los fundamentals más importantes de la empresa XYZ decido comprar 20.000 usd en $30,30. Pero el mercado abre hacia abajo, XYZ toca el precio establecido, y yo no compro porque me asusto.
Al día siguiente miro desde afuera como XYZ “rebota” tal cuál mi análisis, siendo muy probable que esa sensación de frustración me lleve a apurarme en el próximo trade y me haga entrar en una cadena de errores.
2) La intuición guardémosla para los astrólogos.
Es verdad que hay gente que nace “con piel” con los mercados. George Soros, Warrent Buffet, Paul Rotter, se encuentran en el grupo de esos pocos privilegiados. ¿Es ud. uno de ellos? Es muy fácil de averiguar: haga trades basados en su intuición durante un mes (con poco dinero por favor), y contabilice el resultado. Si fue positivo, preste atención a si el mercado no está en una racha alcista en la cuál todos ganan.
He conocido (y los sigo haciendo) unos cuantos inversores que operaban siguiendo la intuición y me llamaban todos los días para contarme lo mucho que ganaban en rachas alcistas del mercado. Cuando el mercado corregía fuerte, era yo el que los llamaba pero nunca los encontraba: el mercado los había limpiado y habían vuelto a su trabajo anterior.
Miremos más los gráficos y los números de los balances y demos menos crédito a las corazonadas, a nos ser que estemos en el mercado hace más de 20 años.
3) Si compro de corto plazo, salir de corto plazo: respetar el espíritu del trade.
Compré acciones de XZZ el lunes porque pensé que esta semana iba a subir, con el objetivo claro de venderlas el viernes. La acción bajó y ese viernes decidí quedármelas. Hace ya 6 meses que las tengo, estoy un 30% abajo y me iría caminando a prenderle una vela a San Cayetano (o al Santo de la Bolsa, si existiese) si el mercado me diese la oportunidad de salir hecho.
¿Te suena esta historia? Es la historia de un inversor que inició una operación de corto plazo y como salió mal se transformó en accionista de la empresa.
El mercado suele voltear las hojas que flotan en el aire sin rumbo decidido con suma facilidad.
Por todo lo expuesto, en momentos como el que estamos viviendo, con los mercados totalmente revolucionados y con una volatilidad prácticamente sin precedentes, seamos inteligentes: busquemos aislar los sentimientos a la hora de negociar un papel, manteniendo las decisiones, dejando de lado la intuición y respetando la filosofía de los trades realizados, aumentando nuestras chances de multiplicar nuestros ahorros bursátiles.
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