En las 4 entregas anteriores analizamos temas base del mercado de capitales: oferentes y demandantes, instituciones, brokers, modo de operación bursátil y algunos instrumentos.
Es el turno ahora de aprender como se puede ganar dinero jugando a la baja de las cotizaciones, mediante una estrategia muy popular en los mercados desarrollados conocida como venta en corto o short selling.
Venta en corto (Short Selling)
El conocimiento y el acceso a la información es, sin duda, lo que marca la diferencia entre un inversor profesional y un inversor amateur.
Para este último, existe una solo forma de ganar dinero en el mercado: comprar barato algo que luego venderá a un precio más alto. Lo que se dice jugar al alza o estar long. Por ello, los días de bajas fuertes, la depresión se apodera de la mayoría de los inversores alrededor del globo terráqueo.
¿Dije de la mayoría? ¿Y que pasa con la minoría entonces? El inversor amateur contestará: “se salvaron porque están fuera del mercado, había vendido a tiempo”.
Es probable que la mayoría de la minoría de los que no se entristecen cuando el mercado cae sea porque están cash. Pero entonces, debemos hablar de una minoría de la minoría, conocidos como los Bears (Osos, en Español, dado que invernan durante gran parte del año pero cuando aparecen lo hacen con violencia) conformada por inversores astutos, silenciosos, sofisticados, rápidos y concisos que descorchan botellas del más caro champagne en medio del nerviosismo que traen aparejado un ciclo de bajas: los short-sellers.
La primera diferenciación importante a aprender entonces es la siguiente:
No solo se pude ganar dinero cuando el mercado sube.
Ante potenciales bajas futuras de mercado, un inversor puede armar fácilmente un modelo de operatoria bajista que le permita sacar provecho de la situación.
La operatoria en cuestión se llama short selling, y consiste en:
-El inversor le alquila al broker acciones del activo a “shortear”.
-El broker puede darle esos activos sacándolos de la cartera propia o de la cuenta de otro inversor (siempre haciéndose responsable el propio broker).
-El inversor “shortea” las acciones alquiladas especulando con que el precio futuro de las mismas sea inferior al precio actual.
-Una vez alcanzado el targuet de baja de precio, el inversor compra en el mercado la misma cantidad de acciones que había “shorteado” y cubre la posición, siendo la ganancia la diferencia entre el precio al cuál “shorteó” previamente y el precio al cuál compro para cubrir. En vez de comprar y vender y embolsar la diferencia (en ese orden), en este caso se vende y se compra (en ese orden) y se embolsa la diferencia.
-El cliente debe poseer una cuenta de márgenes a donde va el dinero proveniente del short en concepto de aforo, dinero que no podrá utilizar para otras operatorias hasta tanto no cubra la posición.
Una potencial pregunta que podría estar dando vueltas en la mente del lector sería: ¿Cuál es la ganancia del broker que “tan amablemente” nos presta gratuitamente las acciones a “shortear”?
Los intereses provenientes del dinero inmovilizado en la cuenta de márgenes del cliente producto de la venta short se los queda el broker y no el cliente, lo que según el monto operado pueden representar suculentos ingresos (y más teniendo en cuenta que le broker presta ese dinero a otro cliente a tasas cercanas al 10% anual, es decir: se fondea gratis y presta al 10%, lo que se dice un buen negocio).
¿Cuáles son los riesgos para el inversor short seller?
En primer lugar, mientras que el riesgo de estar long es limitado y la ganancia ilimitada, el riesgo de esta short es ilimitado y su ganancia limitada (99%) (y si no pregunten a quines “shortearon” acciones de Google a 80 dólares). Claramente, el riesgo está en que las acciones “shorteadas” suban de precio y el inversor tenga que recomprarlas luego a un precio mucho más alto del que las vendió.
En segundo lugar, el cliente deberá pagar los dividendos que la empresa abone a sus accionistas en ese período al inversor que compró las acciones producto del short en forma genuina en el mercado.
Por último, el broker podrá reclamarle las acciones que le alquiló al inversor si las necesitase (short squeeze) o si el papel sube velozmente de precio y el dinero de la cuenta de márgenes no alcanza para cubrir las pérdidas de la operación. Aunque esto no suele pasar muy a menuda dado que el broker se arriesga a perder el cliente, quién preferirá buscar otro agente de bolsa que le permita estar short más tiempo.
Puede pasar también que el broker no tenga disponibilidad del papel que el inversor quiere “shortear” y por ende se frustre la operación.
Lamentablemente en la Argentina esta operatoria no está aceitada, con lo cuál es prácticamente imposible jugar a la baja. Solo podría hacerse con puts (opciones de venta), pero el magro volumen existente vuelve la cuestión muy difícil.
En cambio, en los EE.UU. esto es moneda corriente, de hecho existen también los “Gurús” del short selling, entre los cuales se destaca la figura de Manuel P. Asensio, quién solo busca acciones para jugar a la baja.
Como vemos, las posibilidades son mayores de lo que muchos creen, con lo cuál, hecha esta distinción, podemos concensuar una nueva visión:
“En el mercado, no se trata solo de anticiparse a las subas de las cotizaciones. Una vez que el inversor descubre como ir short, es solo cuestión de predecir la tendencia, no importando en absoluto si la misma es positiva o negativa”.
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