Alguien tiene que ceder (Something’s Gotta Give, en inglés) es una agradable comedia estrenada en el año 2003, dirigida por Nancy Meyers y protagonizada por Jack Nicholson y Diane Keaton (interpretación que significó la cuarta nominación al Oscar para la actriz).
Pensemos un poco este escenario: 25% de inflación real en los últimos 3 años, y una proyección del mismo orden para el actual. En el mismo lapso, un dólar “planchado”, que solo ha subido un 5% en 2010.
La lógica dice lo siguiente: si los precios en pesos siguen aumentando a este ritmo y el dólar continua quieto, entonces en poco tiempo un departamento en Coghlan (barrio de la Capital Federal de Buenos Aires, Argentina) va a costar el doble que uno ubicado en Miami Beach, EEUU, a metros de la playa y con vista al mar caribeño (si no lo está valiendo ya).
Es esta situación sostenible en el tiempo? Esta claro que no tiene razón de ser, y que las variables de ajuste son dos: o se controla la inflación o se devalúa la moneda, para que los precios internacionales se equiparen con la realidad.
Muchos economistas afirman que ya estamos en una situación similar a la de la convertibilidad, es decir, en una paridad 1 a 1 con el dólar en términos reales,
En aquella oportunidad, un peso sobrevaluado hizo que las importaciones (que estaban baratas en moneda local) aumentasen exponencialmente. El libre comercio imperante gracias a las “relaciones carnales” con EEUU ayudó para que la industria local colapsara ante la imposibilidad de competir con los productos Chinos, Americanos pero sobre todo Brasileños.
Para que la historia no se repita, desde el Gobierno se encuentran impulsando el control de importaciones, de una manera un tanto desprolija pero que puede llegar a ser efectiva en el corto plazo: si una persona está por cambiar su coche BMW comprado hace 2 años por uno cero kilómetro pero no solo le dicen que la entrega será dentro de 1 año con suerte, sino que vé que gracias a esa demora puede vender ahora su coche a un precio superior al que lo había comprado en su momento (tal es la apreciación que están teniendo los coches importados usados), entonces probablemente realice un “arbitraje” y se pase a un coche de alta gama de producción nacional, por lo menos hasta que se abra la frontera a las importaciones y pueda recomparar su coche alemán a un precio inferior.
Mi opinión personal es que este tipo de medidas prohibitivas no son sustentables en el largo plazo. Celebro el control de las importaciones, porque pienso que hay que defender la industria nacional, pero me parecería más apropiado hacerlo vía un impuesto especial a los productos importados que prohibiendo coercitivamente su compra.
Este tipo de medidas también trataron de implementarse en el control de precios de los alimentos, y todos sabemos cuál fue el resultado.
Por ello, volvemos al título de este post: dólar o inflación, alguien tiene que ceder.
Los precios no parece que vayan a bajar en el corto plazo, por lo cuál que cada uno saque sus propias conclusiones.
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