Generalmente se denomina trauma psíquico tanto a un evento que amenaza profundamente el bienestar o la vida de un individuo, como a la consecuencia de ese evento en el aparato o estructura mental o vida emocional del mismo.
Tanto la hiperinflación del ’89 como el default del ’01 fueron hechos traumáticos para la gran mayoría de los argentinos y no es para menos: La hiperinflación de 1989, llevó la pobreza de 25% a comienzos de 1989, al récord histórico de 47,3% en octubre del mismo año. Por su parte, luego del default de la deuda en el 2001, más del 50% de la población se encontraba bajo la línea de la pobreza.
El fantasma de estas crisis recientes y otras más lejanas parece sobrevolar sobre nuestras cabezas especialmente en los meses vacacionales, porque la triste experiencia nos dice que esos son los momentos en donde la clase dirigente de aquel entonces aprovechó que la gran mayoría se encontraba de vacaciones para devaluar, confiscar depósitos y demás maniobras nocivas para los bolsillos y las vidas de todos.
Desde un mes a esta parte, cuando el gobierno decidió endurecer los controles cambiarios, los fatalistas de siempre volvieron al ruedo para alimentar este “trauma colectivo” con teorías apocalípticas: que en cualquier momento se acaba la fiesta, que se viene un nuevo corralito, que el gobierno se quedó sin dinero y en cualquier momento mete mano en las cajas de seguridad…yo la llamo la teoría del “sevatodoalcarajismo”.
Algo importante que podemos hacer para no asustarnos y alimentar la paranoia reinante es analizar fríamente quienes son los que nos dicen que todo se acaba en cualquier momento y ver como les fue a ellos en los últimos años de crecimiento económico.
Es probable que nos encontremos con una fuerte dosis de resentimiento por presentes no deseados: el caldo de cultivo ideal para aquellos que se beneficiarían con una mega devaluación y una crisis estructural que abarate la mano de obra y las propiedades, entre otras cosas.
Con este post no quiero abrir un debate político de ningún tipo, dado que este es un blog de finanzas personales y como tal, lo que buscamos entre todos es analizar que podemos hacer con nuestros ahorros en un contexto de crisis global como el que nos tocó vivir en los últimos años, en donde el mundo parece haberse vuelto “patas para arriba” y vemos a las poderosas potencias mundiales resquebrajándose mes a mes sin encontrar la solución a sus problemas estructurales.
Y en esa línea es que, así como cuando hace muy poco los cuevistas no vendían dólar paralelo y la mayoría de los analistas decía que esto explotaba desde lugar afirmábamos que había que tener paciencia para evaluar y que probablemente las cosas se tranquilizasen antes de fin de año (ayer el Banco Central tuvo que salir a comprar para sostener a un dólar que caía fuerte) ahora decimos que lo más probable es que en Enero no pase nada fuera de lo normal, por lo menos desde lo endógeno, es decir, desde los temas de nuestra economía local (no me atrevo a aventurar lo mismo para Europa con Italia y Grecia al borde del estallido).
Superar los traumas tiene que ver con la madurez, y no dejarnos llevar por las teorías apocalípticas que se repiten todos los años gracias a intereses creados puede hacer que, por ejemplo, aprovechemos con una parte de nuestro capital las altas tasas en pesos que nos ofrecen hoy en día inversiones poco riesgosas como fideicomisos, cheques de pago diferido, bonos locales y algunas otras inversiones financieras.
Que el pasado se repita o no depende de cada uno.
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