Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación.
El miedo o temor es una emoción que aparece ante la sensación de un peligro. Este peligro puede ser real o imaginario, presente o futuro. Es algo que se manifiesta en todos los animales, lo que incluye claramente al ser humano.
Se dice que existe miedo real cuando la dimensión del miedo tiene correspondencia en la magnitud de la amenaza. Por otro lado, el miedo puede ser considerado como neurótico cuando la intensidad de la emoción vivida como peligrosa no tiene ninguna relación con el peligro real.
Por último, es importante saber que el miedo puede ser un disparador para accionar o puede paralizar.
Ahora bien, en el plano de las finanzas personales, existen varios tipos de miedos distintos que pueden ser muy dañinos para la economía doméstica y que sería inteligente poder detectar y analizar con detalle, con el fin de poder controlarlos.
¿Tenemos miedo o el miedo nos tiene a nosotros? Para poder contestar esto, veamos los siguientes cuatro miedos que te pueden hacer perder dinero.
1) MIEDO A QUEDARSE SIN DINERO
El miedo a quedarse sin dinero es algo muy común, aunque existen distintos tipos de clasificaciones.
Por un lado, está el miedo a quedarse sin dinero en la vejez, algo muy común en una población que no está acostumbrada a ahorrar como la nuestra. Por otro lado, está el miedo a quedarse sin dinero ahora, y tener que vivir una vida larga llena de privaciones.
El miedo a quedarse sin dinero es algo con lo cual una gran mayoría tendrá que vivir toda su vida, de allí la importancia de desmenuzarlo y neutralizar el mismo. Este temor (que puede convertirse en terror, como todos los miedos) puede ser visto como miedo a quedarse sin ingresos, miedo a perder los ahorros o miedo a que se den ambos escenarios simultáneos.
El miedo a quedarse sin ingresos puede ser neutralizado generando un fondo de emergencias que sea igual a los gastos totales (corrientes y fijos) de seis meses. Ese dinero tiene que estar accesible por cualquier emergencia, y debería proporcionar cierta tranquilidad de que en caso de que los ingresos desaparezcan, se cuenta con un tiempo prudencial como para arreglar la situación y buscar una nueva fuente de entradas.
El miedo a quedarse sin dinero en la vejez exige un mayor esfuerzo en cuanto a que el monto a ahorrar debe ser importante, habida cuenta de la esperanza de vida actual. Sabemos que la mayoría recibirá en algún momento su jubilación, pero también sabemos que lamentablemente hoy en día es muy difícil pensar en vivir con ello cuando se llega a la tercera edad.
El miedo a quedarse sin dinero en la vejez es algo que generalmente se comienza a sentir pasada una determinada edad (alrededor de los 35/40 años), y muchos se desesperan por el tiempo perdido al no haber comenzado a ahorrar dinero con anterioridad.
Pero nunca es tarde para comenzar a adquirir hábitos de ahorro y comenzar a separar una parte de nuestros ingresos para regalarle a ese “yo” futuro es la mejor manera de disminuir la ansiedad que causa este miedo.
2) MIEDO AL DINERO Y AL ÉXITO FINANCIERO
El miedo extremo al dinero tiene un nombre: crometofobia. La crometofobia se manifiesta como el miedo a manipular dinero, como una forma de “infectarse” con él. Pero sin llegar a sufrir ese padecimiento, existen personas que tienen miedo a ganar más dinero del que sienten que merecen, ya que sienten que ello les generaría culpa.
Esto se da en un contexto en el cuál el dinero fue vivido como algo sucio y pecaminoso en el seno familiar, con expresiones del tipo “si tiene mucho dinero a alguien habrá estafado” o “no se habla de dinero en la mesa”, por decir algunos ejemplos que le dan al dinero (el “vil” metal) una connotación negativa.
Así es como el miedo a lograr el éxito en el plano financiero se juega muchas veces a nivel inconsciente y genera “auto boicots” que aparecen justo en el momento en el cuál se está por lograr la mejora salarial o de ingresos, haciendo que el individuo se siga quedando en su “zona de confort”. El miedo a que el dinero pueda corromper nuestros principios entra también dentro de esta categoría.
Para dominar esto y lograr eliminar el costo de oportunidad que significa no poder progresar financieramente luego de determinado nivel es necesario hacer un trabajo personal e indagar sobre el sentido del dinero en nuestras vidas con el fin de comenzar a ver al mismo como un medio para lograr lo que deseamos.
3) MIEDO A NO SER VALORADO
Cuando se vive un miedo intenso a no ser valorado como uno piensa que merece, muchas veces se cae en la manipulación financiera, esto es, tratar de lograr la valoración a través del dinero. Los padres, por ejemplo, muchas veces manipulan a sus hijos con el dinero para sentirse más valorados por los mismos, manteniéndolos financieramente en edades en las cuales ya tendrían que estar generando sus propios ingresos.
Las técnicas de manipulación funcionan en determinadas personas porque se juega con las emociones básicas como es la culpa, la vergüenza, el miedo, alagar el ego de la otra persona, puede jugarse con el autoestima de la otra persona (dejar de hablarle, ignorarle) o hacer un chantaje emocional.
Otros, en cambio, suelen utilizar el dinero para comprar “cosas” (ropa cara, auto llamativo, joyas lujosas, etc.) como manera de lograr que los demás lo vean más inteligente, lo cuál lo hará sentir más valorado.
Podemos comenzar a buscar nuestro sentido de valor mediante la aprobación de otros, sin saber de donde viene nuestro verdadero sentido de satisfacción. Sin embargo, cada uno de nosotros, de una u otra forma debemos acabar descubriendo al fin de donde viene nuestro sentido real de satisfacción.
Dejar de gastar dinero para sentirnos más valorados se presenta como una manera inteligente de derivar esos recursos hacia destinos que sean más productivos para nuestras necesidades físicas y emocionales.
4) MIEDO A LA VEJEZ
El miedo a la vejez en lo relacionado con el dinero está vinculado a lo estético y el temor a lo que el paso del tiempo produce en la apariencia física de las personas.
El gasto en cirugías estéticas, por ejemplo, ha crecido sideralmente en nuestro país en las últimas décadas. El “top five” lo encabezan las prótesis mamarias, las lipoaspiraciones, la abdominoplastia, la cirugía de párpados y la rinoplastia.
Pero también está el gasto en cosmética y perfumería, que tiene ver con el miedo a la vejez y ocupa un lugar importante en el presupuesto mensual de los argentinos.
El miedo a estar “desactualizado” en el plano tecnológico también se relaciona con el miedo a la vejez, en el sentido de que lo que se busca comprando el último modelo de celular o de tablet por citar algunos ejemplos es la novedad, lo nuevo, lo que te haga aparecer más joven.
Poder resistir a la sociedad de consumo que busca imponer ciertas modas estéticas cuyo costo es excesivo se presenta como una buena manera de dejar de perder dinero en la búsqueda de evitar cosas inevitables y naturales, como lo es el hecho de envejecer de una manera digna y armónica.
CONCLUSIÓN
Los ejemplos citados son sólo algunos pocos de la gran cantidad de miedos y fobias que existen y que pueden costar mucho dinero.
Napoleón Hill, uno de los más grandes pensadores en el campo de las finanzas personales, afirmaba que la mejor forma de desarticular estos miedos paralizantes es ser un verdadero “detective” de los pensamientos negativos.
Esta modalidad tiene que ver con tomar los miedos y analizarlos, crear escenarios de máxima (esto es, que es lo peor que podría pasar en cada caso si el miedo se materializa) con total objetividad.
La mayoría de los miedos financieros nunca se materializan sino en forma de preocupaciones que tienen a desorientarnos
y tomar malas decisiones. Analizarlos, comprenderlos y enfrentarlos es el camino más inteligente para evitar que sigan trabando nuestro desarrollo económico personal y profesional.
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