A la hora de lograr una mejor autogestión, cambiar hábitos y, finalmente, ahorrar, la tecnología puede ser una gran aliada. Por Sofía Alvarez Beroqui, El Economista.
Según una encuesta del Banco Mundial (BM), Argentina es uno de los países con menor capacidad de ahorro de la región. Más de la mitad de los habitantes no cuentan con un resto reservado para emergencias y sólo 28% posee alfabetización financiera. El desafío de planificar las finanzas personales resulta necesario, y requiere resistirse tanto a las estrategias de marketing como a las trampas de nuestra propia mente.
Biológicamente, intentamos conservar energía y buscar atajos que simplifiquen las decisiones poco importantes. Un producto, color u olor que nos brindó una experiencia satisfactoria quedará registrado, y la decisión en el futuro será inmediata. El cerebro la tomará por su cuenta.
Néstor Braidot, especialista en neurociencias aplicadas, explica que el albedrío humano no se encuentra en el momento de decidir la compra sino cuando se graban en el cerebro esas experiencias tanto positivas como negativas asociadas a un producto o una marca. “Ante un estímulo, esas memorias surgirán a la consciencia y decidirán el comportamiento”, dice ante El Economista.
Uno de los mayores conflictos al regular los impulsos es que el autocontrol es limitado. La corteza prefrontal del cerebro encargada de desarrollarlo, sólo puede mantener su actividad continua por un período corto. Al encontrarnos frente a una tentación, fijar la atención en un producto deseado, o tener necesidades insatisfechas, la resistencia se debilita y nos lleva a ceder ante los estímulos.
Sin embargo, Braidot considera que es posible gobernar el comportamiento a través del pensamiento: “La forma de modificar hábitos es incorporar otros. Se puede realizar un entrenamiento para el cerebro, por ejemplo, concentrando la atención en el ahorro. Está demostrado que el pensamiento condiciona al comportamiento, con lo cual podemos dirigirlo centrando nuestra atención en aquello que deseamos lograr”.
Ezequiel Baum, economista, autor de “Ordena tu Economía” y fundador de Trainer Financiero, expresa que el ahorro inusualmente se da de forma espontánea, siendo necesario un trabajo de planificación. “Un primer paso es registrar la estructura de gastos, organizarlos y luego realizar pequeños ajustes o modificaciones que permitan seguir accediendo a las mismas cosas, pero pagando menos”, reseña.
Baum destaca la utilidad de la tecnología, que puede facilitar el registro y reconocimiento de las finanzas personales: “Utilizar el Home Banking, Excel o aplicaciones que permitan llevar un diario de gastos resulta de mucha ayuda. Por otra parte, las redes sociales o sitios como Mercado Libre permiten acceder a información, ofertas o vendedores más económicos, optimizando el presupuesto con el que se cuenta”.
“Existen diversos factores que entorpecen el ahorro, algunos son estructurales, relacionados al país y la cultura en la que se vive. Pero también los hay personales, como la capacidad para retrasar gratificaciones”, explica Nicolás Litvinoff, economista y director de estudinero.net. “Uno de esos grandes obstáculos se encuentra en la dificultad de visualizarse a futuro, ya que para poder economizar es importante proyectar”, amplía.
Nuestra mente se inclina hacia la satisfacción inmediata por lo que, al comprar sin planificar, surgen los llamados “gastos hormiga”. Son un problema habitual para los que intentan ahorrar debido al impacto a largo plazo en el bolsillo. Una buena forma de evitarlos y organizar las finanzas personales es conocer en detalle todos los gastos previstos. Para ello existen aplicaciones para IOS y Android como Fintonic, Zaveapp, Mint, Level Money, Monefy, Mooverang, Wallet y muchas otras.
Litvinoff coincide en el aporte que representan algunas herramientas tecnológicas para lograr administrarse en la cotidianeidad: “Hay muchas opciones de apps como Ualá, que discriminan los gastos según sean servicios, salidas, o insumos; para luego mostrarlos en gráficos que ayudan a visualizar y organizar a qué se destina el dinero. Otra opción útil para aquellos que tienen problemas de administración son las tarjetas prepagas, como la de MercadoPago, que no financian el gasto sino que obligan a fijar un monto con antelación”.
A la hora de lograr una mejor autogestión, cambiar hábitos y finalmente ahorrar, la tecnología puede ser una gran aliada. Llevar un registro de gastos utilizando una aplicación puede ser la clave para simplificar el control de las finanzas personales. Y un primer paso para modificar esas conductas incorporadas que perjudican al bolsillo. Solo hace falta aceptar el desafío.
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