Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación
La situación económica puede ser definida de muchas maneras dependiendo del lente con que se mire la realidad. Lo que nadie puede sostener es la palabra “estable”, más allá del veranito financiero que atravesamos. La inestabilidad no afecta a todos por igual: en la base de la pirámide social -donde se ubican las personas con menos recursos- es donde se siente más el impacto del “régimen de las dos i”: inflación e interés.
En la columna de hoy analizaremos cómo estas variables dañan nuestra salud financiera y brindaremos consejos para darles batalla.
1) Batalla contra la Inflación
Según datos del INDEC , los precios al consumidor subieron en promedio 47,6% en 2018, mientras que el aumento de los productos que consumen los sectores más empobrecidos de la Ciudad de Buenos Aires (con ingresos familiares inferiores a 24.000 pesos) fue aún mayor: 52,9%.
Para colmo, estamos transitando el peor momento del año: la mayoría de los salarios aún no se actualizaron y la gente debe pagar precios de 2019 con ingresos de 2018.
Para enfrentar esta delicada situación tenemos dos caminos:
1. El primero lamentablemente es el más utilizado y el que peores resultados produce. Consiste en patear los problemas para más adelante financiando con la tarjeta de crédito gastos corrientes, como pueden ser las compras en el supermercado. Quienes adoptan esta práctica apelan a la premisa tan falsa como nociva que recomienda comprar en cuotas para ganarle a la inflación.
2. El segundo camino de la batalla demanda más trabajo, pero resulta más productivo. Consta de tres pasos:
a) “Acopio tornado”: Liberar un lugar de la casa para acopio de mercadería. Reunir y encabezar un grupo de personas en igual situación para realizar compras en supermercados mayoristas apuntando especialmente a alimentos no perecederos, artículos de higiene personal, artículos para el hogar y otros productos con fecha de vencimiento alejada en el tiempo. Si la compra colectiva se planifica bien, el “acopio tornado” puede derivar en un ahorro del 50% gracias a los precios inferiores conseguidos y a la inflación que se evita en productos que, de otra forma, se comprarían más adelante con fuertes aumentos. El nombre “acopio tornado” nos recuerda a la estrategia de compras anticipadas y en buen volumen que realizan los habitantes de ciudades amenazadas por tornados.
b) Consumo en economía de guerra: Reducir el consumo corriente focalizándose en la eliminación de “gastos hormiga” como el taxi, las compras compulsivas, las membresías baratas que no utilizamos, las comisiones por uso de cajeros automáticos de otros bancos, los pequeños pagos en cuotas con la tarjeta de crédito, las tarjetas adicionales que se utilizan poco o nada, el mantenimiento de cuentas bancarias sin sentido, los cigarrillos, las comidas no siempre deseadas fuera de casa, las gaseosas al paso, los cafés, la bijouterie, los pañuelitos descartables, los snacks y los billetes de lotería.
c) Tropas organizadas de investigación y reconocimiento: El mismo grupo que lleva adelante la operación “acopio tornado” debe confeccionar previamente una lista de productos de consumo común y frecuente para repartirla entre todos los integrantes, a fin de que cada uno averigüe el mejor precio en su barrio. Este cruce de precios puede generar sorpresas, puesto que, con inflación, la dispersión de los valores suele ser muy importante. En algunos casos, las diferencias ascienden al 50% para un mismo producto o servicio.
2) Batalla contra el interés
El nivel actual de las tasas de interés es asfixiante, en especial para las personas de bajos recursos. A diferencia del que tiene ahorros en pesos y busca tasas altas para obtener una renta mensual superior a la inflación, quien posee ingresos inferiores a sus gastos se ve cada vez más impulsado, por la crisis económica , a endeudarse debido al alza constante de precios en un escenario de salarios atrasados o congelados, cuando no de desempleo.
Para financiar el faltante de dinero la gente suele apelar a todo lo que tiene a mano en forma desorganizada y sin un estudio previo de la situación. Es así como vemos a nuestro alrededor cada vez más personas con deudas que se multiplican mes a mes por las tasas anuales de hasta tres dígitos que les imponen sus prestamistas.
En consecuencia, la lucha contra la tasa de interés debe desarrollarse cumpliendo los siguientes pasos:
1) Batalla contra las tarjetas de crédito: Abonar el total y no el pago mínimo, dejar de financiar consumo corriente con pagos en cuotas y reducir el número de tarjetas del grupo familiar. Utilizar más el efectivo, salir de casa sin las tarjetas o, en todo caso, solamente con las tarjetas de débito para evitar la tentación de endeudarse a tasas que pueden terminar siendo abusivas. Si se llevan tarjetas de crédito, que sean las estipuladas previamente por una promoción realmente conveniente.
2) Batalla contra el “préstamo a sola firma”: Nunca, bajo ningún tipo de circunstancia, tomar un crédito a sola firma, ya sea en financieras tradicionales, comercios o empresas fintech. El interés en algunos casos puede llegar al 500% anual en “cómodas cuotas”. Cuantos menos requisitos nos pidan por un préstamo, más interés nos estarán cobrando. El pago final será muy superior al precio al contado del producto o servicio adquirido.
3) Batalla contra el giro en descubierto del banco: Para aquellas personas de bajos recursos que se encuentran bancarizadas, realizar un giro en descubierto bancario puede ser muy peligroso debido a las tasas superiores al 10% mensual que cobran las entidades financieras. Por consiguiente, se debe rechazar cualquier ofrecimiento de este tipo como solución momentánea a problemas de liquidez personal. De solución no tiene nada.
Conclusión
Las crisis financieras pueden ser vistas como un traspaso de capital y recursos desde las clases bajas y medias hacia otros sectores de las clases medias y, sobre todo, las clases altas. La inflación no impacta de igual manera en todos y las tasas de interés son los vehículos que llevan el dinero de unos sectores de la sociedad a otros. Es muy caro ser pobre o estar endeudado en Argentina. Presentarle batalla al “régimen de las dos i”, con rigor y perseverancia, es la conducta más saludable para quienes aspiran a vivir mejor en el futuro.
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