Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación
Situación hipotética: te convertís en cliente de la empresa X, que no hace mucho tiempo comenzó a operar en el mercado. Te encanta el producto o servicio que venden y te sentís muy bien tratado y valorado. Su método de venta y atención colma tus expectativas y no parás de recomendársela a familiares y amigos. Investigás un poco quiénes están detrás del emprendimiento y ves que se trata de gente seria y exitosa, que en el pasado han creado y vendido otras compañías eficientes. Pensás: “¡Qué bien que la hicieron, ahora no la conoce nadie, pero esta firma tiene un futuro brillante!”. Un par de años después la empresa se convierte en un boom. Se expande por todo el mundo y no para de crecer. Un sabor agridulce te inunda la boca: por un lado, sentís satisfacción por ver cumplida tu profecía; por el otro, te queda la espina de no haber aprovechado la información y tu pálpito para beneficiarte económicamente.
¿Viviste alguna vez esta situación, ya sea con una empresa local o una internacional? Si es así, no te autoflageles, más temprano que tarde encontrarás otra firma prometedora. Si no es así, prestá más atención, porque las oportunidades se pasean frente a nuestras narices. En este sentido, tengo una buena noticia para darte: hoy en día existen herramientas sencillas para sacarle rédito económico a los mejores emprendimientos.
En la columna de hoy te voy a explicar cómo pasar de cliente a socio y surfear la ola hasta el final en lugar de m irarla desde una cómoda, pero cada vez más oxidada reposera a orillas del mar.
Cómo realizan las empresas el “casting” de socios en la Bolsa
Primero es una idea en la mente de alguien. Luego esa idea se baja a tierra y se crea la empresa con unos pocos socios y empleados. Si las cosas salen bien, la empresa necesita capital (dinero) para expandirse. Acude entonces al mercado de capitales (Bolsa de Valores), donde cuenta con dos formas de conseguirlo:
1) Tomando deuda: Emite bonos (en Argentina se llaman Obligaciones Negociables) que obligan a la empresa a pagar con determinada frecuencia un interés pautado de antemano en forma de cupones y luego, al vencimiento, el capital.
2) Emitiendo acciones: Abre su capital al mercado e invita a todos los inversores a asociarse comprando acciones. Los inversores, grandes y pequeños, se pueden sumar tanto en la Oferta Inicial de Acciones como en el mercado secundario, una vez que las acciones ya cotizan en Bolsa. Las acciones adquiridas representarán una porción de la empresa. Cada uno sabrá cuánto arriesgar. Desde aquí, siempre recomendamos cautela, sobre todo si se trata de inversores que están dando sus primeros pasos en el mundo de las finanzas. ¿Qué pasos debemos cumplir para seguir este camino y pasar de clientes enamorados de un modelo de negocios a socios que participan de las eventuales ganancias?
Requisitos para participar
Los requisitos son mínimos. No nos van a pedir que tengamos un talento en especial: si hacemos las cosas bien, estaremos adentro en un abrir y cerrar de ojos.
Si la empresa elegida es local y emite acciones en Argentina (podría ser local y emitir directamente en EE.UU., como lo hicieron Mercado Libre y Globant, entre otras), debemos contar con una cuenta custodia en un banco o simplemente una cuenta en una sociedad de Bolsa. Esto último es sumamente sencillo y totalmente gratuito. De hecho, podemos abrir una cuenta en un agente online como Portfolio Personal o InvertirOnline, realizar una transferencia desde nuestra caja de ahorro y comenzar a operar.
Si la empresa es extranjera y sus acciones cotizan en la Bolsa de Nueva York, podemos abrir una cuenta en un broker online como Etrade, Interactive Brokers o TD Ameritrade (todas sin costo de apertura ni de mantenimiento) y transferir nuestro dinero en dólares. En promedio, el mínimo exigido para abrir una cuenta ronda los 2.000 dólares. Ingresando aquí podrás ver más información.
Superamos el casting: ¿qué obtuvimos?
Para comprar las acciones debimos tomar dinero de nuestros ahorros. Ahora bien, ¿qué obtuvimos a cambio? Básicamente, nos convertimos en accionistas de una o más empresas. Esto significa que adquirimos dos tipos de derechos:
a. Político: podemos votar en las asambleas de accionistas sobre temas que pueden ser cruciales para el futuro de la empresa (muchas veces este derecho se ejerce directamente de manera electrónica y nunca es una obligación participar).
b. Económico: cuando la empresa obtiene ganancias puede reinvertirlas en sus proyectos, cancelar deuda o distribuir dividendos entre sus accionistas. Cuando elige esta última opción, todos los tenedores de acciones (sus socios) cobran dinero en función de la cantidad de papeles que posean.
Por supuesto que no es necesario casarse con una empresa. Las acciones adquiridas se pueden vender en cualquier momento con ganancias o pérdidas.
Clave ganadora: la mentalidad del socio accionario
Llegado este punto, te preguntarás: “Si es tan fácil, ¿por qué solo unos pocos inversores se hacen millonarios?”
En primer lugar, acertar con las proyecciones no es algo que ocurra con frecuencia. Podemos detectar en sus etapas iniciales muchas empresas que terminan siendo realmente exitosas, pero también muchas otras que, luego de un momento glorioso, caen en el ostracismo, con productos o servicios totalmente superados por sus competidoras.
Por eso, el objetivo más importante a la hora de dar los primeros pasos no consiste en comenzar ganando dinero sino en aprender a manejar las emociones, evitando que la ansiedad nos domine. De lo contrario, compraremos espejitos de colores y luego los venderemos apurados y a pérdida. O puede que acertemos en el análisis de la empresa prometedora, pero ante una baja momentánea de acciones, saldremos a quemar los papeles por miedo a perder todo el dinero invertido.
Por supuesto, también conozco a inversores que se sienten más cómodos en la derrota: cuando las acciones están arriba del precio de compra en un 10% se apresuran a vender para realizar ganancias, pero cuando están abajo esperan y esperan sin profundizar el análisis sobre la empresa porque no soportan la idea de admitir pérdidas. Los sentimientos, como se ve, muchas veces nos traicionan.
El mejor consejo que puedo darte es realizar un análisis a conciencia y lo más objetivo posible de la empresa cuyas acciones vas a adquirir y luego aplicar el buy and hold (comprar y esperar). Llegado este punto, es muy importante que seas riguroso con el plan y, si estás convencido del análisis realizado en un inicio y el escenario no cambió demasiado, les des el tiempo suficiente a la empresa para que pueda desplegar todo su potencial en la economía real más allá de lo que pase con el precio de sus acciones en la Bolsa en el corto plazo.
Conclusión
Lo que estás haciendo siguiendo estos pasos es invertir en base al valor intrínseco de la empresa y de su potencial en el largo plazo; no en función de la evolución positiva o negativa del precio de sus acciones en pocas semanas o meses.
Mi opinión es que al pasar de clientes a socios de una empresa debemos otorgarle un crédito de al menos tres años para que sus negocios den resultado. Caso contrario, corremos el riesgo de caer en el autoboicot del inversor ansioso.
Hace 7 años, te conté sobre la salida a la bolsa de las acciones de Facebook. Debutaron unos meses más tarde a un valor de 38 dólares por acción, hoy valen más de 160.
Muy pronto la empresa Lyft (competencia de Uber) hará un “casting de socios” en la Bolsa de los EE.UU. La empresa realiza más de un millón de viajes diarios y en 2017 facturó 1.000 millones de dólares. ¿Qué pensás del futuro de la compañía y del sector al cuál pertenece? ¿Te gustaría ser socio de esta empresa de transporte que no tiene flota propia y sin embargo poseé más del 35% del market share del sector?
En base al análisis que hagas y tu potencial experiencia como cliente de la empresa tendrás la posibilidad de asociarte a una empresa en plena etapa de crecimiento.
Ahora que leíste esta columna, ¿qué esperás para elegir tu modelo de negocios más prometedor?
Observar el mercado, aprovechar el local knowledge (conocimiento local) que nos otorga nuestro lugar como clientes de empresas, abrir una cuenta en una sociedad de Bolsa y asociarnos a las empresas elegidas (al menos tres) en sus primeras etapas de desarrollo es fundamental. Si acertamos en una sola, las ganancias serán abultadas.
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