Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación
Un estudio de la consultora Taquion reveló que más de la mitad de los argentinos (52,5%) está endeudado. El 20,9% le debe dinero a un banco, el 13,1% tiene deudas con familiares, el 10,5% está comprometido con financieras y el 8% recibió dinero de amigos.
Con estos datos alarmantes como disparadores, la semana pasada salimos con Gonzalito (el ex CQC) a preguntarles a distintas personas que andaban por la Ciudad cuán endeudados estaban y los testimonios no hicieron más que confirmar los resultados del informe estadístico.
Por este motivo, preparé cuatro preguntas que todo deudor debe responder para mejorar su situación financiera o, al menos, para evitar que se siga deteriorando. Quienes quieran cambiar esta angustiante realidad deberán tomar nota, preguntarse y no descansar hasta encontrar las respuestas para cada caso. ¡Vamos que se puede!
1) ¿A qué tasa estás endeudado?
En la nota televisiva se ve cómo una señora explica que tomó deuda para pagar una deuda anterior, pero cuando Gonzalito le pregunta a qué tasa se endeudó por segunda vez ella le contesta “muy alta”, aunque no sabe el número. Piensa que es del doble de la deuda original e imagina que ronda el 100%. La realidad es que debe ser bastante superior, puesto que la mujer pertenece al grupo del 10,5% de los argentinos endeudados con financieras y hoy estas entidades que funcionan por afuera del sistema bancario tradicional exigen intereses de al menos 200% anual, por lo que en total terminará pagando el triple de lo que pidió prestado. A quienes ignoren las tasas que aceptan a la hora de endeudarse, les recomendamos averiguar cuál es el Costo Financiero Total (CFT) de la deuda que contrajeron o van a contraer. Si no cuentan con ese dato, no deben tomar la deuda. De lo contrario, ignorarán el tamaño de su obligación y caerán en una conducta de negación muy perjudicial para sus finanzas personales. Ojo: muchas financieras informan la Tasa Nominal Anual (TNA), pero deben saber que este porcentaje es muy inferior al CFT debido a que no contempla gastos administrativos, impuestos, seguro de vida, etc.
2) ¿Existe la posibilidad de precancelar la deuda?
Algunos préstamos (más que nada bancarios) ofrecen la posibilidad de cancelar anticipadamente las deudas contraídas beneficiándose con una quita. Esto es, saldarla toda en el momento, evitando pagar intereses futuros. Claro que para eso hay que contar con el dinero. Muchas veces se lo puede conseguir buscando en fuentes de financiación más baratas, como un adelanto de sueldo en el trabajo, préstamos de familiares o amigos y créditos a tasa subsidiada. Honrar todos los compromisos y salir de la prisión del deudor puede costar mucho hoy, pero será beneficioso a futuro.
En los casos en que se tome dinero para saldar anticipadamente una deuda implica nuevamente calcular entre el CFT de esa deuda y compararlo con el del dinero que nos están prestando familiares, amigos, la Anses, etc.
3) ¿Qué tipo de deuda es la contraída?
En una columna escrita en este espacio hace cuatro años distinguíamos entre 4 tipos de deuda distintos: a) Deuda ficcional (nos endeudamos para vivir por encima de nuestras expectativas); 2) Deuda hormiga (nace por la falta de control de nuestras finanzas personales y se apoya en numerosos pequeños gastos); 3) Deuda de subsistencia (tomada para poder llegar a fin de mes); y 4) Deuda para invertir (donde una persona se endeuda, por ejemplo, en pesos y a tasa UVA para comprar dólares).
Saber con exactitud qué tipo de deuda es la contraída nos puede ayudar a cambiar nuestros hábitos de gasto con el fin de cortar el espiral de endeudamiento e ingresar en un círculo virtuoso que nos lleve a desendeudarnos de manera gradual pero constante.
4) ¿Estás aumentando voluntariamente el costo de tu deuda?
Listo, te endeudaste. La macana está hecha. Ahora… ¿seguís tomando deuda? Sabrás que cada vez que sumás deuda, tu situación patrimonial empeora y las tasas que te van a exigir para prestarte dinero irán in crescendo. Pongámonos del otro lado del mostrador: el prestamista antes de darte dinero te sacará una “radiografía financiera”. Allí repasará tus activos y pasivos totales, tu ingreso corriente y tu historial crediticio. Lo más probable es que en el actual escenario tus ingresos suban un poco en términos nominales, pero claramente por debajo de la inflación. En cambio, tus pasivos aumentarán por las altas tasas vigentes y porque tu perfil de deudor indica un riesgo cada vez mayor a que un día no puedas afrontar tus compromisos ni te permitan acceder a nuevos créditos.
Ese perfil riesgoso llevará a los osados y usureros prestamistas a exigirte intereses exorbitantes. Ahora bien, ¿qué significa aumentar el costo de tu deuda voluntariamente? Vamos con ejemplos: cuando tenés un plan de autoahorro y al mismo tiempo financiás el gasto en el supermercado con tu tarjeta de crédito o cuando tenés un préstamo hipotecario y comenzás a abonar el pago mínimo de la tarjeta de crédito. Siguiendo esta conducta, llegará muy pronto el día en que los intereses que debas pagar superen largamente a la deuda que tomaste originalmente. Una vez que tomaste una deuda, no debés endeudarte con nada más. De lo contrario, la bola de nieve crecerá y crecerá.
Conclusión
Que más de la mitad de los argentinos estén endeudados es un dato claramente negativo. No sería demasiado preocupante si se tratara de un país con moneda estable, tasas de interés normales y crecimiento económico sostenido. Sin embargo, la realidad es otra y los deudores deben tomar las riendas de sus pasivos financieros antes de que la situación se desmadre y su realidad se transforme en un infierno.
Para cambiar a tiempo es obligación hacerse preguntas como las planteadas en esta columna, por más incómodas que sean. También, ser totalmente honestos y puntillosos en las respuestas.
Hay un 47,5% de los argentinos que, a pesar de la debacle económica, duermen tranquilos sabiendo que no le deben dinero a nadie y tienen posibilidades ciertas de capear la tormenta financiera. El cambio de hábitos dejó de ser una opción. Hoy todos debemos tomar el control de nuestras finanzas personales para no perder como en la guerra.
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