Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación
12.500 dólares. De acuerdo con la cotización que maneja el mercado paralelo, esa suma es la que se necesita tener en mano hoy en día en la Argentina para ser millonario en pesos. Claro, la brutal inflación de los últimos años hace que ese millón de pesos no te asegure el retiro ni mucho menos. Con mucha suerte y viento a favor, apenas te permitirían sobrevivir un par de años.
El vasto club de los millonarios en pesos, que en realidad guardan parte o todos sus ahorros en dólares y los cuentan en unos pocos miles, probablemente se encuentren confundidos en materia de finanzas personales.
Si a lo largo de 2019 mantuve mis dólares bajo el colchón, en caja fuerte o en caja de ahorro en el banco, siempre al alcance de la mano, ahora que se disparó el blue, ¿soy más rico que antes? ¿En qué moneda debo medir la variación de mi patrimonio? ¿Por qué ahora limitan y desincentivan la ´? ¿Me perjudica o me beneficia? Ahora que subió tanto el blue, ¿me conviene seguir en dólares o pasarme a pesos? Son demasiadas preguntas. Tratemos de ir respondiéndolas.
1. ¿Si tengo mis ahorros en dólares, soy más rico que antes?
En los últimos cuatro años, para el ciudadano de a pie la mejor inversión fue la compra de dólares (si es que puede considerarse en sí misma una inversión). Su rendimiento superó a los plazos fijos e incluso a las acciones en la Bolsa. Tomando el valor del dólar blue de $ 14,86 el 9 de diciembre de 2015, cuando el kirchnerismo dio paso al macrismo, casi 440% es lo que se apreció el dólar frente al peso argentino en el período, mientras que la inflación rondó el 270%. Por lo tanto, quien buscó resguardo en la divisa cuenta hoy con un poder adquisitivo de sus ahorros muy superior al que tenía al comienzo de la línea de tiempo.
¿Se puede decir que es más rico que antes? A nivel stock sí, pero a nivel flujo de fondos, no. Resulta que probablemente sus ingresos mensuales se hayan empobrecido notablemente medidos en dólares, con lo cual su capacidad de ahorro presente y futura puede encontrarse comprometida.
2. ¿En qué moneda debo medir la variación de mi patrimonio?
Dada la histórica depreciación del peso argentino, lo más adecuado es medir la variación del patrimonio personal en dólares. De esta forma, estaremos desestimando el falso efecto riqueza que se produciría si lo midiéramos en moneda local.
Veámoslo con un ejemplo: Pedro tenía ahorrados 100.000 pesos a diciembre de 2015 y ahora tiene 400.000 pesos. Su patrimonio creció 300% en 4 años, levemente por encima de la inflación. Lo cierto es que esos 100.000 pesos que equivalían a 6.730 dólares al inicio del período (resultado de 100.000 / 14,86), hoy se redujeron a 5.000 dólares (400.000 / 80). En consecuencia, su patrimonio en pesos creció 300%, pero en dólares cayó el 25%.
Lo inverso sucede con quienes apostaron al dólar. Aquel que tenía 12.500 dólares a fines de 2015 y los mantuvo en esa moneda, pasó de contar con 186.000 pesos a poder hacerse de 1.000.000 de pesos e ingresar al grupo de los millonarios en moneda local.
Pero a no confundirse: su patrimonio en dólares no varió y es probable que esa persona tenga ingresos (medidos en dólares) sensiblemente inferiores al año de partida.
3. ¿Por qué limitan y desincentivan la compra de dólares? ¿Me perjudica o me beneficia?
A partir de la nueva reglamentación de la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, más conocida como de Emergencia Económica, los dólares guardados en el país pero fuera del circuito bancario (debajo del colchón) tributarán 1,25% en concepto de Bienes Personales, mientras que si se encuentran depositados fuera del país, ese impuesto se duplica.
Podríamos estar horas discutiendo si esto es justo o no y si sirve para algo, pero en el fondo sería una pérdida de tiempo, porque lo cierto es que tras la brutal fuga de divisas de los últimos años (más de US$ 100.000 millones), el dólar es un bien que escasea en la Argentina y una economía sin dólares no puede crecer. El Gobierno los necesita para pagar la deuda y no caer en default. Las empresas lo necesitan para importar insumos y bienes de capital.
Por ende, lo que está haciendo el Gobierno es desincentivar la compra y el atesoramiento de este bien escaso con todas las herramientas que tiene en su poder. Si tiene éxito, es probable que el patrimonio de quien tenga dólares ahorrados disminuya a raíz del impuesto, pero gracias a la reactivación económica y la estabilidad del dólar, sus ingresos en pesos deberían ir recuperando terreno medidos incluso en moneda dura.
4. ¿De ahora en más me conviene seguir en dólares o pasarme a pesos?
Desde que el exministro de Economía Lorenzo Sigaut pronunció la famosa frase “el que apuesta al dólar, pierde” en la agonía de la Dictadura y justo antes de una gran devaluación, ningún economista serio se atrevió a recomendarles a sus clientes vender sus dólares para pasarse a la moneda local.
Sin embargo, mi opinión es que en los próximos 4 años el dólar dejará de tener un outperforming (mejor rendimiento) respecto de otro tipo de inversiones como las acciones de empresas (en esta columna me anticipé al rally que se venía), los plazos fijos que ajustan por UVA, las finanzas colaborativas y los negocios propios.
No obstante, sabiendo de la inestabilidad habitual de nuestra economía, lo ideal pasa por equilibrar el portafolio destinando, por ejemplo, un 20% de las inversiones a activos en pesos y manteniendo el otro 80% en moneda dura con un interés. Después de medio año pueden revisarse los resultados y evaluar si conviene seguir cambiando el perfil del portafolio de inversiones o volver a los activos de menor riesgo. El paso firme y la cautela nunca deben abandonarse.
Ojo, no es que proyecte un dólar anclado ni mucho menos, pero veo como probable que en el mediano y largo plazo vaya subiendo al mismo ritmo o incluso por debajo de la inflación, mientras que otro tipo de activos en pesos ofrecerán rendimientos reales positivos.
Conclusión
Esta nota tiene como objetivo despejar las dudas de los “millonarios” argentinos, quienes, con pocas certezas, buscan mantenerse a flote y asegurarse bienestar en una economía volátil como pocas.
Aquellos que siguen esta columna desde hace años saben que ponderamos ante todo la inversión en dólares. Desde 2015 los números estuvieron claramente de nuestro lado.
Sin embargo, sería un error casarse con esa fórmula en un mundo financiarizado donde todo cambia velozmente y no queda otra que estar aggiornado. Las premisas están para revisarse y modificarse cuando la realidad cambia. Y vaya si lo hizo en las últimas semanas.
En 2020 seguiremos analizando el día a día junto a ustedes. ¡Feliz año, salud, amor y prósperas inversiones!