Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación
Desde esta columna, solemos brindar consejos para un mejor uso de las tarjetas de crédito. El objetivo es ayudar a las personas que pueden estar cometiendo errores para evitar que sigan dañando su salud financiera.
En esta oportunidad, nos enfocaremos de la manera más clara posible en cuestiones técnicas para determinar los costos reales de consumir con tarjeta de crédito. Intereses, cargos y comisiones juegan un papel fundamental y es necesario conocerlos.
Interés no, intereses
No todos los intereses que debemos afrontar por el uso de las tarjetas son iguales. Existen tres categorías distintas que debemos conocer bien para no terminar atrapados en una telaraña de gastos mensuales crecientes que pueden llevarnos directamente al Veraz:
a) Intereses compensatorios o de financiación: se pagan en función del crédito solicitado. Cuando compramos en cuotas, por ejemplo, estamos solicitando automáticamente un préstamo al banco emisor del plástico y ahí es cuando comienzan a correr estos intereses, que suelen ser mayores que los que se consiguen por ventanilla para un préstamo personal. Por ley, los intereses compensatorios o de financiación pueden tener una tasa hasta 25% superior a la tasa que el banco emisor aplica para los préstamos personales en la misma moneda.
b) Intereses punitorios (o moratorios): son los que aparecen cuando hay un incumplimiento de la obligación de pago por parte de los usuarios de la tarjeta. Suelen ser más altos que los compensatorios mencionados más arriba. Por ley, pueden superarlos en hasta un 50%. Estos intereses no se aplican al realizar el pago mínimo de la tarjeta al vencimiento, puesto que, en ese caso, no se considera que hay un incumplimiento. Los intereses punitorios se aplican cuando el pago se hace fuera de la fecha de vencimiento estipulada en el resumen de la tarjeta o cuando directamente no se realiza el pago.
c) Interés por adelanto en efectivo: es el que se aplica cuando utilizamos la tarjeta de crédito para extraer dinero de un cajero automático. Estos intereses corren desde la fecha de extracción hasta la fecha de pago del resumen mensual.
Costos extra: no te pueden cobrar cualquier cosa
El uso de las tarjetas de crédito suele traer aparejados costos extra bajo la denominación de “cargos y comisiones”.
Ignorarlos o relativizar su impacto puede ser una mala decisión, mientras que conocer al detalle cuáles son esos costos puede ayudarnos a elegir la tarjeta de crédito menos onerosa y, también, a defender nuestros derechos ante cargos prohibidos por ley.
Las comisiones están relacionadas con servicios que prestan las entidades emisoras de las tarjetas. En consecuencia, pueden incluir montos muy elevados que no se condicen con los servicios que nos ofrecen a cambio.
Los cargos, en tanto, representan servicios que prestan terceros y que el banco emisor de la tarjeta nos traslada a los clientes. Debemos exigir que sean debidamente detallados en lo que refiere a su monto exacto. Por otra parte, no nos pueden cobrar cargos que no hayamos autorizado previamente.
Los cargos y comisiones más comunes son por emisión o reimpresión de la tarjeta (por robo, mal estado o destrucción), renovación del plástico y mantenimiento, administración y/o procesamiento de cuenta.
Todos los cargos y comisiones deben figurar en el contrato original que firmamos al solicitar la tarjeta, por lo que resulta muy importante leer bien ese contrato y comparar entre las distintas entidades que ofrecen los plásticos antes de solicitarlo.
En este link se puede descargar directamente del Banco Central un cuadro comparativo de intereses, cargos y comisiones actualizado con las distintas entidades financieras que hoy ofrecen tarjetas.
Conclusión
Si, lo sé. La mayoría de los términos que hoy repasamos son muy técnicos y aburridos, pero si entendemos que es justamente ese desinterés el que nos lleva a perder dinero y les permite ganar billones a los bancos alrededor del mundo, nuestra mirada puede cambiar.
El cambio interno es fundamental para que valoremos la cultura financiera e intentemos incorporar conocimientos que nos beneficiarán de por vida.
Revisar y analizar el contrato que firmamos con una entidad financiera puede demandar unos cuantos minutos que creemos estar perdiendo, pero no es así. Son minutos de alto valor financiero.
Claro que si te parece muy engorroso leerlo todo y preferís dejarte encantar por la música que suena en el camino más corto, en esta nota te cuento cómo hacerlo y cómo pasarte la vida pagando deudas.
En la jungla financiera no hay sentimientos. Ninguna entidad responderá a tus súplicas con el corazón. Si se tienen que apoderar de tus bienes, lo harán. La mejor herramienta que tenés a mano es la capacitación. Hoy las nuevas tecnologías te facilitan el acceso. Aprovechalas para tu bienestar.
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