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Cuánto sabés sobre el valor del dinero

Especial de Nicolás Litvinoff para el Diario La Nación

“El precio es lo que pagas, el valor es lo que recibes”, dice el inagotable Warren Buffett, uno de los multimillonarios que más frases dejará, además de mucho dinero.

Aprender a determinar el valor de las cosas es quizás el paso más importante que se puede dar en lo que refiere a la relación con el dinero. Si queremos ser exitosos en este rubro, debemos dar ese paso con conocimiento y convicción.

El principal problema que enfrentamos como ciudadanos de un mundo global, especialmente en términos financieros, es que poco y nada se enseña al respecto en el ámbito educativo, por lo que los errores en este punto no son la excepción sino la regla.

El resultado está a la vista: la mayoría de las personas que toma una decisión de inversión termina sufriendo pérdidas importantes en poco tiempo. Incluso aquellos que se suben a una ola a tiempo y comienzan con el pie derecho. A ellos le cabe otro proverbio de los mercados que asegura que en el corto plazo la suerte prima sobre la habilidad, pero en el mediano y largo es la habilidad lo que cuenta. La suerte no dura para siempre.

Las pérdidas pueden ser de dinero o de oportunidades, que para el caso de esta columna de finanzas personales es lo mismo. Por eso, hoy veremos 3 casos en donde el valor no es lo que parece. De hecho, una misma cosa puede tener al menos dos valores distintos y, a veces, estos pueden ser diametralmente opuestos.

¿Alquimia, universos paralelos, misterios indescifrables? Nada de eso. Solo basta con cambiar el lugar del observador.

Veamos.

1) 100 mil dólares para invertir

Aunque nadie puede considerarse millonario con 100 mil dólares, lo cierto es que es mucho dinero, sobre todo en un país tan devaluado como el nuestro. Sin embargo, su valor no es el mismo para una persona con cultura financiera que para otra que no la tiene.

En el primer caso, un portafolio diversificado que comprenda acciones, bonos, acciones preferidas y criptoactivos colocados en protocolos DeFi luce como una excelente opción. Gracias a la cultura financiera adquirida, una estrategia de buy and hold (comprar y esperar) de largo plazo (3 a 5 años) puede generar un rendimiento igual o superior al 11% anual en dólares, por lo que esos 100 mil dólares originales pueden aportar poco más de 900 dólares mensuales al bolsillo, lo que equivale a 140 mil pesos mensuales al tipo de cambio paralelo.

En el segundo caso, la falta de cultura financiera abre las puertas a dos escenarios, uno muy negativo y otro menos pernicioso, pero para nada favorable. La peor decisión consistiría en invertir ese dinero en función de las recomendaciones que un tercero nos haga o en base a intuiciones propias.

La más inteligente radicaría en colocar el dinero en el “colchón bank”, a fin de no realizar inversiones desde el desconocimiento, aunque la decisión misma de dormir el capital implica una apuesta que a la larga tendrá resultados negativos, puesto que el dólar se está depreciando en todo el mundo contra bienes, servicios y/o activos financieros más o menos populares.

La enseñanza es clara: los mismos 100 mil dólares en manos de una persona con cultura financiera tienen un valor mucho más alto que en manos de otra considerada analfabeta en términos financieros, puesto que, mientras en el primer caso otorgarán un rendimiento por demás atractivo, en el segundo será toda una proeza mantener la suma inicial sin pérdidas nominales, aunque sí reales.

2) Suba o baja bursátil

Imaginemos esta situación: un inversor sin cultura financiera y otro con cultura financiera quieren hacer una operación intradiaria de acciones (comprar y vender en el día buscando una diferencia positiva) hacia la mitad de la rueda de operaciones. El lema de ambos es “surfear la ola”. Si la tendencia es alcista, compran. Si es bajista, no compran.

El inversor sin cultura financiera se conecta con su agente de Bolsa y ve que, promediando la jornada, el Merval está 0,50% arriba, por lo que decide comprar acciones de Banco Macro para aprovechar el envión. Sin embargo, sus expectativas no se cumplen y sus acciones comienzan a bajar desde ese momento hasta el cierre de la jornada, por lo que nuestro trader sin conocimientos pierde dinero.

El inversor con cultura financiera se conecta también con el agente de Bolsa, evalúa la situación y decide no comprar. ¿Por qué toma esa decisión si habíamos dicho que la performance hasta la mitad de la rueda era alcista? Porque su cultura financiera lo lleva a comprender que la variación diaria porcentual corresponde a la variación del índice Merval (y con ello, al promedio de las acciones que lo componen) desde el cierre del día anterior hasta el momento en que se mira el gráfico, pero nada le dice de la verdadera tendencia intradiaria (desde la apertura del mercado ese día hasta la mitad de la jornada, en este caso).

De hecho, en nuestro caso hipotético el inversor con cultura financiera comprobó que el Merval abrió la jornada 1,50% arriba con respecto al cierre del día anterior, pero esa apertura coincidió con el nivel máximo alcanzado en el día y, a partir de allí, todo fue cuesta abajo. En consecuencia, la tendencia diaria era alcista, pero la intradiaria era bajista. Comprar en ese momento implicaba nadar contra la corriente del día.

Enseñanza: un mismo número (el del índice Merval, que marcaba una suba del 0,50% en un momento dado) encierra dos conclusiones distintas. Una vez más, el conocimiento agrega valor a la situación.

3) 1.000 dólares hoy o 1.000 dólares dentro de 6 meses

Se presenta la opción de cobrar 1.000 dólares ahora o hacerlo dentro de medio año. El pagador es 100% confiable. Por lo tanto, no hay riesgo de que no pague si se elige la segunda opción.

Tenemos a nuestros dos amigos de siempre, el que carece de cultura financiera y el que la adquirió y sabe aprovecharla. Ninguno necesita el dinero con urgencia, por lo que pueden esperar 6 meses sin problemas. Sin embargo, cuando se les pregunta a ambos si no tienen problema en aguardar ese plazo para cobrar, el primero acepta, pero el segundo no.

¿Por qué ocurre esto? La persona sin cultura financiera piensa que, como se trata de dólares, no corre riesgo de devaluación frente al peso. En cambio, la persona con cultura financiera comprende la realidad de otra manera y se maneja según los principios del valor temporal del dinero. Sabe que 1.000 dólares hoy tienen el mismo valor nominal que 1.000 dólares en 6 meses: continúan siendo 1.000 dólares. Ni más ni menos. No obstante, el valor real es distinto.

Nuestro amigo maneja el concepto de “costo de oportunidad del capital”, que refiere a la tasa de interés que podemos obtener si invertimos los 1.000 dólares en cuestión durante medio año.

Como mencionamos al principio de esta columna, con ciertos conocimientos sobre instrumentos financieros una persona puede invertir 1.000 dólares a una tasa del 11% anual, lo que le generaría un ingreso de 55 dólares al final del período de medio año. Hablamos de 8.250 pesos al tipo de cambio paralelo actual. Ese monto es la diferencia que podemos calcular entre el valor real de 1.000 dólares hoy y 1.000 dólares dentro de 6 meses. Si acepto demorar el cobro, habré perdido la oportunidad de contar con ingresos extra por 8.250 pesos.

Por otra parte, si bien el dólar puede no bajar más comparado con el peso, sí puede hacerlo tranquilamente frente los productos de consumo masivo, que vienen aumentando a un ritmo alto y sostenido desde que la economía comenzó a reactivarse.

Enseñanza: El dinero no vale lo mismo en distintos horizontes temporales, puesto que la tasa de costo de oportunidad genera diferencias sobre su valor real.

Conclusión

Donde nosotros vemos nieve blanca, un esquimal ve decenas de tonalidades de blanco que le permiten identificar distintos tipos de nieve y detectar cuándo un piso es sólido y cuándo no.

En finanzas ocurre algo similar que explica por qué debemos formarnos e informarnos: un valor percibido por el público en general puede resultar diferente para una persona con cultura financiera, que necesitará montos más bajos de dinero para generar ingresos reales más altos.

De lo visto se desprende una conclusión interesante: la persona que apunte a retirarse antes de su actividad formal y vivir de rentas, no tiene necesidad de ahorrar una montaña de dinero para hacerlo. Simplemente, puede concentrar esfuerzos en mejorar su cultura financiera. Esto le permitirá lograr mayores rendimientos con un capital más acotado.

Te invito a pensar en toda la gente que conocen que se deslomó o se desloma trabajando en su rubro y no se hace un tiempo para aprender sobre finanzas y mejorar su capacidad inversora. En lo esencial, se trata de casos donde no se le otorgó el valor suficiente al dinero que con tanto sudor se obtuvo a lo largo de años o décadas.

El valor del dinero depende de cada uno. Ahora que sabés un poco más sobre este tema, no dejes de aprender. Espero tus comentarios. ¡Nos estamos leyendo!


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