Especial de Nicolás Litvinoff para el Diario La Nación
Un avión bimotor (de dos motores) tiene la potencia suficiente para volar con un solo motor si el otro falla, incluso en el momento más crítico, que es el del despegue.
En finanzas personales se puede aplicar un concepto similar para capear las crisis sin mayores inconvenientes: elaborar un plan financiero bimotor te ayudará a volar en medio de turbulencias (pandemias, guerras e inflación) sin perder altura y manteniendo la estabilidad.
Ahora pasemos a analizar cada motor con sus características distintivas para después evaluar cómo deberían funcionar juntos.
Primer motor: Tus tenencias
Cuando hablamos de tenencias nos referimos a activos que generan flujos positivos de dinero, tal como los describimos en la columna “Cómo repensar tus finanzas personales”. Bajo esta línea de pensamiento, si sos propietario de la casa o el departamento donde vivís, tenés un inmueble que forma parte de tu patrimonio, pero no de tus tenencias, puesto que genera flujos negativos (impuestos, gastos de manutención, expensas y más). En cambio, si tenés más de una propiedad y la alquilás, entonces sí se trata de una tenencia debido a que te aporta un flujo de fondos positivo.
Los motores de los aviones funcionan mediante la generación de una fuerza que empuja a la aeronave (propulsión). En el caso del motor de las tenencias, su correcto funcionamiento se vincula directamente con la diversificación de las inversiones.
Es justamente esa diversificación la que permite no depender de un solo tipo de activo generador de flujos positivos, sino construir un portafolio variado, donde los activos se relacionan poco o muy poco entre sí.
Lo más interesante del caso es que las tenencias no necesariamente deben implicar montos elevados: se puede invertir desde muy poco dinero hasta fortunas y se puede comenzar con instrumentos tan simples como plazos fijos, stablecoins y bonos.
En el mundo digital existen tenencias que requieren una erogación monetaria mínima, como los negocios que pueden ser montados en Internet gracias a la magia de cuatro palabras clave: intangibilidad, automatización, atomización y suscripción.
Veamos esto con dos ejemplos antagónicos basados en tenencias similares de nuestros amigos imaginarios Claudio y Sebastián.
Claudio tiene como patrimonio plazos fijos que ajustan por CER y dólares bajo el colchón. Nuestro amigo siempre dice que prefiere ir por lo seguro.
Sebastián, en cambio, es más curioso e imaginativo, al menos en lo que refiere a las inversiones, por lo que posee acciones bursátiles de empresas exportadoras argentinas, stablecoins invertidas a tasa en un exchange, plazos fijos que ajustan por CER, bonos de deuda de empresas estadounidenses comprados en un broker online, una cochera que alquila y dos páginas de Internet desde donde revende productos importados.
Debido al contexto actual de inflación y a la potencial devaluación del tipo de cambio que luce atrasado, Claudio ve amenazado el poder adquisitivo futuro de una parte de su tenencia.
Por el lado de Sebastián, si bien sabe que es alta la probabilidad de que la actual crisis genere una caída transitoria en sus tenencias, se encuentra más tranquilo al comprender que su portafolio de activos generadores de flujos positivos se encuentra correctamente diversificado y le permitirá transitar la tormenta con el menor daño posible.
Definitivamente, la diversificación es más importante que el valor total de las tenencias, puesto que por más valiosas que sean estas, si se encuentran muy concentradas en un activo, las consecuencias de una crisis local y/o global pueden ser devastadoras.
Segundo motor: Tus ingresos
El 95% de la humanidad recibe ingresos de una única fuente: la laboral en relación de dependencia. Esto es lo que mucha gente llama “ir a lo seguro”: otorga previsibilidad en lo que refiere a la fecha en que cobraremos y el monto que nos pagarán todos los meses.
Sin embargo, sabemos que cuando emerge una crisis como la actual, lo primero que hacen las empresas es reducir su plantilla, dejando sin ingresos a miles de personas, muchas de las cuales tienen problemas serios para reinsertarse en el mercado laboral.
Un grupo muy minoritario de personas –del que orgullosamente formo parte– cree que es posible desmarcarse de este juego de ingresos unidimensionales mediante la creación de un portafolio que comprenda múltiples fuentes de ingresos.
En columnas anteriores hemos estudiado las cuatro fuentes de ingresos pasivos que una persona previsora debería explorar de manera simultánea:
— Ingresos Pasivos Financieros: plazos fijos, bonos, staking de stablecoins, etc.
— Ingresos Pasivos Monitoreados: emprendimientos propios que no demanden demasiado tiempo en el mediano o largo plazo, que puedan ser automatizados y que los puedas monitorear.
— Ingresos Pasivos Propietarios: alquiler de propiedades, cocheras, maquinaria, etc.
— Ingresos Pasivos Patentados: regalías por la creación de franquicias, autoría de libros, etc.
Si pertenecés al grupo mayoritario de ingresos en relación de dependencia, pero querés pasarte de bando, lo recomendable no es que des saltos al vacío, sino que vayas explorando gradualmente estas nuevas fuentes de ingresos propuestas para recién generar el cambio cuando estés produciendo ingresos de al menos 2 de esas 4 fuentes y que los montos sean equivalentes o superiores a tus gastos mensuales totales (gastos fijos más gastos variables).
Bimotor en marcha: Tenencias e ingresos trabajando a la par
Una vez que tus motores de tenencias e ingresos se encuentren correctamente diversificados, estarás listo para el despegue financiero, aun en las condiciones climáticas más adversas.
Podría pasar que abruptamente una de las fuentes de ingresos sufra una merma importante debido a la caída de la demanda por la recesión económica o que el valor de mercado de alguna tenencia caiga en forma muy pronunciada como consecuencia del crash de criptomonedas y acciones bursátiles, pero los otros componentes del motor deberían seguir funcionando sin inconvenientes.
En una situación extrema podría ocurrir incluso que un motor entero deje de funcionar (por ejemplo, el de los ingresos, porque no llegaste a diversificarlos lo suficiente), pero siempre tendrás el otro motor (en este caso, las tenencias) para capear el temporal y tener tiempo para reparar el motor dañado.
Tip final a modo de conclusión
Por más que las tenencias y los ingresos en algunos casos se entrecrucen (por ejemplo, cuando las tenencias actúan aportando ingresos o cuando son los excedentes ingresos los que generan un aumento mensual de las tenencias), lo mejor es pensar en cada motor por separado.
Los problemas de tenencias por malas decisiones no deberían contaminar la obtención de ingresos. Pretender resolver un problema de ingresos comprando tenencias de mayor riesgo es un error que se suele pagar muy caro, especialmente si nos dejamos tentar por altas tasas de rendimiento que algunos activos de elevado riesgo ofrecen.
Ahora que tenés los conceptos a mano, ¿te animás a volar con tu avión financiero bimotor? Desde esta columna te seguiré acompañando.
¡Hasta la semana próxima!
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