La experiencia de una turista sin efectivo demuestra que poseer hábitos financieros sólidos no depende de diplomas ni títulos, sino de decisiones y carácter financiero
Especial de Nicolás Litvinoff para el Diario La Nación
Hoy nos sumergiremos en un relato fresco y verídico, un capítulo reciente de mi escape al encantador sur argentino en este febrero de vibrante calor. En este periplo, me crucé con Coral, una banquera inmersa en el mundo de los créditos y descuentos de cheques y facturas en un influyente banco local. A pesar de sus antecedentes académicos en administración de empresas y su trayectoria profesional, su enfoque financiero me dejó perplejo, llevándome a reflexionar sobre las reglas fundamentales para unas finanzas personales saludables.
Acompáñenme en este relato donde desentrañaremos valiosas lecciones extraídas de una historia real, listos para descubrir lo que esta experiencia tiene reservado para enseñarnos.
Imprevistos y falta de liquidez
En la tarde del 8 de febrero, mi vuelo de Aerolíneas Argentinas tenía previsto despegar desde el aeroparque Jorge Newbery hacia el Calafate a las 12:15 horas, arribando a destino a las 15.15hs. 3 horas después de la llegada tenía programado el transfer a El Chaltén. Sin embargo, el destino decidió teñir el cielo de nubes oscuras y desencadenar una tormenta imprevista. A medida que los pasajeros abordábamos, las primeras gotas caían, y cuando estábamos en plena preparación para el vuelo, la tormenta se desató con fuerza. Un rayo impactó cerca del aeroparque, desencadenando una emergencia meteorológica que paralizó todas las operaciones.
La espera dentro del avión se volvió una prueba de paciencia. Sin aire acondicionado funcionando, la demora se hacía más intensa. A pesar de que la emergencia se levantó cuando la tormenta amainó, la situación no mejoró inmediatamente. La reposición de combustible de la nave y el recambio de la tripulación añadieron horas al retraso. Con casi 3 horas y media de espera, ya era evidente que perdería el transfer a El Chaltén, siendo este además el último del día.
En el caos desatado por la tormenta y el retraso en el vuelo, conocí a una pasajera que vamos a llamar Coral, quien sentada en los asientos de adelante mío, enfrentaba la misma encrucijada: perder el último transfer y enfrentarnos a las exorbitantes tarifas de los hoteles en Calafate, sumado al costo del viaje en micro al día siguiente.
La solución surgió entre cuatro viajeros desafortunados ni bien arribamos cansados a El Calafate: contratar un taxi que nos lleve directo a El Chaltén. El precio, 150.000 pesos, se dividía entre nosotros, lo que resultaba mucho más razonable que la alternativa hotelera. Pero aquí es donde las sorpresas financieras comenzaron a desplegarse, y la primera se presentó con el método de pago.
En medio de la lluvia y la urgencia por llegar, Coral reveló una situación inesperada. “¿Tendrá tarjeta? Porque yo no traje efectivo”, expresó con una mirada que denotaba cierta preocupación. El taxi solo aceptaba efectivo o transferencia, y Coral, honesta pero inesperadamente desprovista de liquidez, confesó: “No tengo dinero en mi cuenta en este momento; recién mañana se acredita, pero le voy a pedir a un sobrino”.
Confesiones trasnochadas
El trayecto en auto resultó agotador, limitado a una velocidad de 90 km por hora debido a la posibilidad de cruces de animales en la ruta, desde huanacos hasta ovejas. Llegamos cerca de las 23hs, y después de dejar nuestros bártulos, nos reencontramos en el único restaurante aún abierto a esa hora, bautizado como Rancho Grande.
Con el alivio de haber llegado a El Chaltén en el mismo día y evitado tanto la espera como los elevados costos asociados, la charla en la mesa se tornó animada. Entre risas y anécdotas del viaje, abordamos diversos temas, hasta que la conversación derivó hacia la situación económica del país y el imparable aumento de precios. Fue en ese momento que Coral soltó otra confesión impactante: “Estoy al límite con la tarjeta, este viaje lo pagué en cuotas y justo llegó al límite crediticio de una de ellas“.
Mientras regresaba a la cabaña que había alquilado, sumido en la fatiga de un viaje que se extendió por más de 12 horas, no podía dejar de reflexionar sobre las decisiones financieras y sus consecuencias inmediatas.
Lecciones aprendidas
Importancia del Efectivo: Aunque las tendencias apunten hacia una economía sin dinero físico, situaciones como las narradas en este relato demuestran que aún es esencial contar con efectivo, especialmente durante los viajes. La falta de liquidez puede volverse perjudicial frente a imprevistos, como el atraso del vuelo o la necesidad de pagar servicios que solo aceptan pagos en efectivo.
Profesión no Garantiza Manejo Financiero: La experiencia de Coral, a pesar de sus estudios en administración y su trabajo en el ámbito bancario, destaca que poseer un título profesional o una dedicación laboral específica no asegura un óptimo manejo de las finanzas personales. La creencia errónea en estrategias como vencer la inflación mediante compras en cuotas refleja la importancia de la educación financiera más allá de la formación académica.
Desventajas de Compras a Cuotas: Pagar servicios turísticos en cuotas, como lo hizo Coral, puede generar limitaciones en los flujos de fondos futuros, conduciendo a la necesidad de contraer más deuda para hacer frente a los gastos corrientes. Esta práctica, además de ser emocionalmente restrictiva, puede resultar costosa, especialmente cuando los bancos establecen intereses elevados sobre pagos mínimos en resúmenes mensuales.
Ahorro de Emergencias: La falta de un fondo de emergencia accesible para imprevistos, como el acaecido durante el viaje, revela una carencia de previsión financiera. Contar con un ahorro líquido y fácilmente disponible es crucial para evitar situaciones de urgencia que podrían acarrear importantes costos económicos y pérdida de tiempo.
Conclusión
Poseer hábitos financieros sólidos no depende de diplomas ni títulos, sino de decisiones y carácter financiero. En este relato, queda patente que el conocimiento y la atención a las estrategias y comportamientos financieros saludables son más cruciales que la ocupación laboral o la formación académica. La presión del entorno y las creencias erróneas pueden ser perjudiciales para aquellos que no destinan tiempo y energía a informarse sobre cómo manejar sabiamente sus finanzas.
Aunque a Coral no le ocurrió nada grave al final y pudo seguir disfrutando de sus vacaciones, la falta de previsión podría haber tenido consecuencias más negativas. Si su sobrino no le hubiera transferido el dinero para el taxi o si su tarjeta se hubiera extraviado, la experiencia vacacional podría haberse convertido en un recuerdo mensual amargo con la llegada del resumen de la tarjeta.
En cuanto a El Chaltén y Calafate, son dos destinos de ensueño. Tanto el Cerro Fitz Roy como el Glaciar Perito Moreno son maravillas naturales que todos los argentinos deberían tener la suerte de visitar. Eso sí, si llegan a ir algún día por favor lleven algo de efectivo, por las dudas.
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