Para alcanzar una economía sólida es importante entender a fondo estos dos conceptos y cómo hacer que interactúen de manera efectiva
Especial de Nicolás Litvinoff para Diario La Nación
En notas anteriores, hemos comenzado a explorar la relevancia del flujo y el capital en tu vida económica. Hoy nos adentraremos aún más en estos conceptos, con el claro propósito de brindarte herramientas prácticas que puedas implementar de inmediato en tu día a día financiero.
El entendimiento profundo del flujo y el capital, cómo se construyen, cómo interactúan entre sí y, lo más importante, cómo potenciarlos, puede marcar una gran diferencia en tu realidad económica. Descubrirás cómo gestionar de manera eficiente tus ingresos y activos, optimizando así tu capacidad para generar riqueza y alcanzar tus metas financieras a largo plazo.
¡Comencemos!
Que entendemos por flujo y capital
El flujo, en términos económicos, se refiere a los ingresos mensuales que una persona o grupo familiar percibe en promedio. Estos ingresos pueden tener diversas procedencias, siendo el trabajo en relación de dependencia o por cuenta propia la fuente principal para más del 95% de la población.
La importancia del flujo de ingreso mensual radica en que define nuestro poder adquisitivo y, en consecuencia, condiciona nuestro estilo de vida. Es natural que la mayoría de las personas anhelen y busquen incrementar su flujo de ingresos para mejorar su calidad de vida, al menos desde una perspectiva económica.
En esta fábula llamada “La historia del esquimal millonario” que escribí hace algunos años podrás aprender los diferentes tipos de flujos que existen, como para tener una idea del abanico al cuál deberías poder aspirar más allá del ingreso unilateral que ofrece la relación de dependencia.
No obstante, es crucial entender que tener un flujo de ingresos elevado no garantiza una buena relación con el dinero. Es posible que una persona sea eficiente en la generación de ingresos, pero al mismo tiempo, sea poco efectiva en el manejo, gasto o inversión de ese dinero, lo que puede resultar en persistentes problemas financieros.
El capital, en términos financieros, se refiere al conjunto de bienes y patrimonio que una persona posee y que ha sido generado en el pasado a partir de los excedentes entre flujos de ingresos y gastos. Este capital incluye no solo el ahorro destinado a emergencias, sino también activos como la casa, el auto y otros bienes.
Dentro del capital, podemos identificar distintos tipos de activos:
Activos generadores de ingresos: Estos activos contribuyen al aumento de los flujos de fondos, generando ingresos de manera regular. Ejemplos de estos activos son los bonos, las stablecoins invertidas y los plazos fijos que generan intereses.
Activos de apreciación a largo plazo: Aunque no generan flujos inmediatos de dinero, su valor busca incrementarse a lo largo del tiempo, como ocurre con las ciertas acciones y criptoactivos. Si estos activos aumentan de valor, quienes los poseen obtienen un beneficio económico.
Activos con flujos negativos: Estos activos tienen un valor de reventa, pero en lugar de generar ingresos pasivos, implican gastos recurrentes, como sucede con la casa y el auto, que requieren mantenimiento y otros costos asociados.
Es importante destacar que poseer un gran capital no garantiza automáticamente una relación exitosa con el dinero. La forma en que se invierte, se utiliza o se administra el capital puede influir significativamente en la estabilidad financiera de una persona. Una mala gestión del capital puede llevar a pérdidas o a utilizar el patrimonio para resolver problemas temporales, en lugar de mantener un equilibrio sostenible entre los flujos de ingresos y los gastos.
Flujo y capital: Estrategias para maximizar su interacción positiva
La interacción entre flujo y capital es fundamental en el panorama financiero. Es común que muchas personas enfrenten una situación donde tienen ingresos regulares (flujo) pero no logran acumular capital. Esto se traduce en vivir al día, sin la capacidad de generar ahorros o inversiones.
Por otro lado, es posible acumular capital sin contar con un flujo constante de ingresos. Esto ocurre, por ejemplo, cuando se poseen ahorros guardados o inversiones en activos como la renta variable, que no generan ingresos recurrentes. Esta situación es común entre muchos argentinos actualmente, quienes se ven obligados a utilizar sus ahorros para cubrir necesidades básicas y sobrevivir.
Frente a la dualidad entre flujo y capital, surge la necesidad de comprender cómo podemos potenciar ambos aspectos. Para lograr esto, es crucial considerar que cada uno tiene una importancia distinta en diferentes horizontes temporales. El flujo de ingresos se vincula más estrechamente con el corto plazo, ya que es fundamental para satisfacer necesidades inmediatas y sobrevivir en el día a día. Por otro lado, el capital está asociado al largo plazo, siendo esencial para construir una base sólida que nos permita “vivir” en un sentido más amplio y estable en el futuro.
Lograr una interacción positiva entre el flujo y el capital implica internalizar este concepto y aplicarlo en la práctica diaria. Una parte de tus ingresos regulares debe destinarse obligatoriamente a la creación de capital (ahorro). Para lograrlo tenés varios métodos, y en esta nota te dejo un paso a paso para que puedas hacerlo. Esta estrategia asegura que tu capital crezca con el tiempo y genere mayores flujos de ingresos en el futuro.
El proceso es simple pero fundamental: al destinar una parte de tu flujo de ingresos a la acumulación de capital, estás construyendo una base financiera sólida. Este capital acumulado actúa como un motor que impulsa el aumento de tus flujos de ingresos. Eventualmente, en un futuro, tu capital puede convertirse en la fuente principal de tus flujos de ingresos, lo que se conoce como ingresos pasivos. Al respecto, en esta nota te dejo 5 tips para generar ingresos pasivos.
Ejemplo práctico de la interacción positiva entre flujo y capital:
Marcelo gana 850 mil pesos por mes. Mediante un estricto control de gastos pudo aplicar la regla 50/30/20 y separar 170 mil pesos mensuales (20% del ingreso total), que invierte todos los meses en plazos fijos, cauciones bursátiles, fondos comunes de inversión de money market y demás instrumentos de renta fija, a una tasa mensual del 6,42%, lo cual le genera 10.908 pesos de intereses mensuales. Esos intereses se agregan a sus ingresos laborales en forma de ingresos pasivos financieros, con lo cual al segundo mes su ingreso total será de 860.908 pesos (850.000+10.908), de los cuáles podrá separar ahora 172.181 pesos (20% del total), que invertirá en los mismos instrumentos.
En el segundo mes el monto invertido total será de 342.181 pesos (170.000 del primer mes + 172.181 de segundo), que al tercer mes originará intereses por 21.956 pesos. Ese ingreso pasivo financiero se agrega ahora el ingreso mensual de 850.000 pesos para elevarlo el mismo a 871.956 pesos, de los cuales separará 174.391 pesos (el 20%) para agregar a las inversiones, y así consecutivamente.
Puede observarse de esta manera como tanto el flujo como el capital interactúan beneficiándose ambos de un crecimiento paulatino que luego con el tiempo incluso podrá acelerarse por la magia del interés compuesto.
Conclusión
El conocimiento profundo de nuestras finanzas personales es esencial para alcanzar una economía doméstica sólida y satisfactoria. Este conocimiento implica entender a fondo nuestros flujos de ingresos y nuestro capital, y cómo hacer que interactúen de manera efectiva.
Dedicar tiempo regular a estudiar estos aspectos nos permite adquirir herramientas que podremos aplicar de inmediato para obtener resultados positivos. Es importante recordar que el enfoque no debe limitarse a aumentar ingresos o mejorar inversiones, sino que ambas áreas deben abordarse de manera integral y adaptada a nuestras necesidades y perfil financiero.
Continuaremos profundizando en estos temas la próxima semana para seguir compartiendo información valiosa sobre finanzas personales e inversiones. ¡Hasta entonces!
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