Especial de Nicolás Litvinoff para el diario La Nación.
El ahorro, algo tan inaccesible para algunos y tan natural para otros, plantea varios interrogantes: ¿Hace falta ganar más de 20 mil pesos por mes para poder ahorrar? ¿Es imposible ahorrar en un contexto inflacionario como el actual? ¿Es necesario privarse de los placeres de la vida para poder quedarse con unos pesos en el bolsillo a fin de mes?Las respuestas a estas preguntas son todas negativas. No hace falta ganar más de 20 mil pesos por mes para ahorrar, es totalmente factible ahorrar en contextos inflacionarios y no es necesario privarse de las cosas placenteras de la vida para poder asegurar nuestro futuro.
El aspecto más importante a tener en cuenta es la batalla que se libra entre la personalidad presente, que busca la gratificación inmediata, y la personalidad futura, que se ve muy borrosa proyectada de acá a 20 o 30 años. Esta es una lucha injusta que muchos pierden antes de empezar, pensando erróneamente que vivir el ahora es actuar de manera irresponsable en lo referente a la economía doméstica.
Al respecto, el psicoanalista Daniel Goldstein realizó un interesante experimento en el que aplicó un software que envejecía mediante photoshop las fotos de los voluntarios antes de responder preguntas sobre ahorro, de manera tal que pudiesen visualizarse en la vejez en base a sus decisiones actuales de gasto y ahorro. Si las respuestas eran responsables en este campo, el “yo viejo” sonreía, mientras que si sucedía lo contrario, se entristecía.
¿Cómo bajar a la práctica del día a día esta intención de ahorro? ¿Cómo hacer que nuestro accionar presente le saque una sonrisa a nuestra personalidad futura?
Veremos a continuación 7 hábitos nocivos pero fácilmente solucionables por los cuales no podés ahorrar en el presente.
LOS 7 HÁBITOS QUE TE IMPIDEN AHORRAR
1) Olvidarte de cancelar las membresías que no utilizás: muchos servicios se pagan hoy en día con membresías, lo que es más cómodo en el sentido de no tener que estar atento a los vencimientos y pagos. Ejemplo de esto es el gimnasio, suscripción a revistas, seguro médico para viajes al exterior o el cable, entre muchos casos más.
Esa comodidad hace que mucha gente siga pagando servicios que dejó de usar por no revisar a fondo el resumen de la tarjeta o para evitar el trámite correspondiente para dar de baja la suscripción. Pagar todos los meses por servicios que no utilizamos claramente atenta contra el excedente que podamos generar, entorpeciendo el potencial ahorro.
2) Realizar presupuestos de gastos basados en ingresos brutos: el ingreso bruto es mucho más alto que el neto. Mientras que el primero es el que figura en, por ejemplo, el resumen de sueldo, el ingreso neto es el que nos queda en mano luego de los descuentos, pago de impuestos, jubilación, etcétera.
Es un error muy común realizar presupuestos de gastos como si el ingreso bruto fuese igual al neto, lo que no solo conspira contra el ahorro sino que también puede generar endeudamiento.
3) Comprar regalos para las fiestas en cuotas con tarjeta de crédito: se acercan las fiestas de Navidad y Año Nuevo, y con ello las empresas querrán, como siempre, salvar el año con sus ventas.
Ello quiere decir que seguramente utilizarán un marketing agresivo e inteligente que buscará estimular nuestros deseos consumistas más ocultos, y es probable que quienes estén con poco dinero extra acudan a la compra financiada con tarjeta de crédito para comprar (y comprarse) regalos navideños.
Es vital sentarse y revisar los números para llegar a un presupuesto realista de gastos para este ítem, de manera tal de no comprometer el ahorro de 2015 cuando aún ni siquiera ha empezado el año nuevo.
4) No revisar los gastos con tarjeta: el resumen de la tarjeta de crédito debe ser revisado con minuciosidad, ya que los errores de cobro son más comunes que lo que mayoría piensa.
Para aquellos grupos familiares que manejan más de un tarjeta de crédito (supongamos 5) existen aplicaciones como Credit Car Expenses que permiten tener un control absoluto de todos los gastos, financiación de movimientos, presupuesto asignado y día de corte y cobro, entre otras cosas.
5) Realizar comprar impulsivas o reactivas: la compra compulsiva es uno de los hábitos más nocivos para nuestras finanzas personales, por ser algo crónico y recurrente.
Este tipo de compras son no planeadas, lo que nos dice de movida que no había una necesidad reconocida de antemano sino que la misma surge o se inventa en el momento para justificar la acción de gastar.
Lo que se recomienda aquí es establecer un mecanismo de compromiso mediante el cual solamente se gaste dinero en compras que han sido presupuestadas de antemano, sin excepción.
El hábito de planificar con antelación antes de gastar hace que se ahorre dinero que de manera contraria se iría en cosas inservibles.
6) Comprar solo productos “de marca”: hubo un tiempo en el que los productos de marca garantizaban una calidad sensiblemente superior al resto, pero gracias a las innovaciones tecnológicas eso ha quedado atrás y hoy en día es totalmente factible conseguir productos genéricos de igual calidad que los “tradicionales”.
Si al ahorro que significa adquirir un producto genérico le sumamos el que podría generar el realizar un estudio comparativo de precios antes de comprar, la diferencia puede ser muy importante y beneficiar positivamente el ahorro.
7) Pensar que hay que ahorrar “lo que sobre”: creer que el ahorro es lo que queda luego de realizados todos los gastos mensuales es una manera muy antigua y equivocada de encarar la cuestión.
Lo mejor es “pagarse a uno mismo primero”, esto es, separar al menos un 10% de los ingresos no bien los mismos son recibidos y destinarlos directamente al ahorro.
Luego, será necesario utilizar el ingenio y recurrir a algunos de los consejos vistos anteriormente para ajustar los gastos y poder llegar “a fin de mes”, pero con la satisfacción de estar haciendo que nuestra personalidad futura sonría.
El aspecto más importante a tener en cuenta es la batalla que se libra entre la personalidad presente, que busca la gratificación inmediata, y la personalidad futura, que se ve muy borrosa proyectada de acá a 20 o 30 años. Esta es una lucha injusta que muchos pierden antes de empezar, pensando erróneamente que vivir el ahora es actuar de manera irresponsable en lo referente a la economía doméstica.
Al respecto, el psicoanalista Daniel Goldstein realizó un interesante experimento en el que aplicó un software que envejecía mediante photoshop las fotos de los voluntarios antes de responder preguntas sobre ahorro, de manera tal que pudiesen visualizarse en la vejez en base a sus decisiones actuales de gasto y ahorro. Si las respuestas eran responsables en este campo, el “yo viejo” sonreía, mientras que si sucedía lo contrario, se entristecía.
¿Cómo bajar a la práctica del día a día esta intención de ahorro? ¿Cómo hacer que nuestro accionar presente le saque una sonrisa a nuestra personalidad futura?
Veremos a continuación 7 hábitos nocivos pero fácilmente solucionables por los cuales no podés ahorrar en el presente.
LOS 7 HÁBITOS QUE TE IMPIDEN AHORRAR
1) Olvidarte de cancelar las membresías que no utilizás: muchos servicios se pagan hoy en día con membresías, lo que es más cómodo en el sentido de no tener que estar atento a los vencimientos y pagos. Ejemplo de esto es el gimnasio, suscripción a revistas, seguro médico para viajes al exterior o el cable, entre muchos casos más.
Esa comodidad hace que mucha gente siga pagando servicios que dejó de usar por no revisar a fondo el resumen de la tarjeta o para evitar el trámite correspondiente para dar de baja la suscripción. Pagar todos los meses por servicios que no utilizamos claramente atenta contra el excedente que podamos generar, entorpeciendo el potencial ahorro.
2) Realizar presupuestos de gastos basados en ingresos brutos: el ingreso bruto es mucho más alto que el neto. Mientras que el primero es el que figura en, por ejemplo, el resumen de sueldo, el ingreso neto es el que nos queda en mano luego de los descuentos, pago de impuestos, jubilación, etcétera.
Es un error muy común realizar presupuestos de gastos como si el ingreso bruto fuese igual al neto, lo que no solo conspira contra el ahorro sino que también puede generar endeudamiento.
3) Comprar regalos para las fiestas en cuotas con tarjeta de crédito: se acercan las fiestas de Navidad y Año Nuevo, y con ello las empresas querrán, como siempre, salvar el año con sus ventas.
Ello quiere decir que seguramente utilizarán un marketing agresivo e inteligente que buscará estimular nuestros deseos consumistas más ocultos, y es probable que quienes estén con poco dinero extra acudan a la compra financiada con tarjeta de crédito para comprar (y comprarse) regalos navideños.
Es vital sentarse y revisar los números para llegar a un presupuesto realista de gastos para este ítem, de manera tal de no comprometer el ahorro de 2015 cuando aún ni siquiera ha empezado el año nuevo.
4) No revisar los gastos con tarjeta: el resumen de la tarjeta de crédito debe ser revisado con minuciosidad, ya que los errores de cobro son más comunes que lo que mayoría piensa.
Para aquellos grupos familiares que manejan más de un tarjeta de crédito (supongamos 5) existen aplicaciones como Credit Car Expenses que permiten tener un control absoluto de todos los gastos, financiación de movimientos, presupuesto asignado y día de corte y cobro, entre otras cosas.
5) Realizar comprar impulsivas o reactivas: la compra compulsiva es uno de los hábitos más nocivos para nuestras finanzas personales, por ser algo crónico y recurrente.
Este tipo de compras son no planeadas, lo que nos dice de movida que no había una necesidad reconocida de antemano sino que la misma surge o se inventa en el momento para justificar la acción de gastar.
Lo que se recomienda aquí es establecer un mecanismo de compromiso mediante el cual solamente se gaste dinero en compras que han sido presupuestadas de antemano, sin excepción.
El hábito de planificar con antelación antes de gastar hace que se ahorre dinero que de manera contraria se iría en cosas inservibles.
6) Comprar solo productos “de marca”: hubo un tiempo en el que los productos de marca garantizaban una calidad sensiblemente superior al resto, pero gracias a las innovaciones tecnológicas eso ha quedado atrás y hoy en día es totalmente factible conseguir productos genéricos de igual calidad que los “tradicionales”.
Si al ahorro que significa adquirir un producto genérico le sumamos el que podría generar el realizar un estudio comparativo de precios antes de comprar, la diferencia puede ser muy importante y beneficiar positivamente el ahorro.
7) Pensar que hay que ahorrar “lo que sobre”: creer que el ahorro es lo que queda luego de realizados todos los gastos mensuales es una manera muy antigua y equivocada de encarar la cuestión.
Lo mejor es “pagarse a uno mismo primero”, esto es, separar al menos un 10% de los ingresos no bien los mismos son recibidos y destinarlos directamente al ahorro.
Luego, será necesario utilizar el ingenio y recurrir a algunos de los consejos vistos anteriormente para ajustar los gastos y poder llegar “a fin de mes”, pero con la satisfacción de estar haciendo que nuestra personalidad futura sonría.
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