Especial de Nicolás Litvinoff para el Diario La Nación
Cuando inicié mi carrera como inversor, allá por el año 2000, el concepto de wallet (billetera digital) no existía. Para invertir era necesario abrir una cuenta en una sociedad de Bolsa o una comitente en un banco asociada a la caja de ahorro. Las regulaciones estaban a la orden del día, al igual que los montos mínimos requeridos para comprar acciones o bonos, la falta de transparencia en las operaciones y las comisiones elevadas que cobraba (y aún cobra) la mayoría de las entidades. Como si todo eso fuera poco, los trámites burocráticos desalentaban a más de un alma interesada en dar sus primeros pasos.
Ante tanta ineficiencia, Internet tomó la posta y el universo de la inversión comenzó a transparentarse, agilizarse y democratizarse. Al cabo de unos años, florecieron wallets de la mano de las primeras fintech y, desde 2009, Bitcoin y el resto de los criptoactivos las consolidaron como una herramienta fundamental para manejarse en el mundo actual.
Comprendiendo su importancia, en la columna de hoy analizaremos los distintos tipos de wallet que podemos utilizar y sus ventajas a la hora de custodiar y potenciar los ahorros.
Wallets institucionales y wallets descentralizadas
Si bien en todos los casos las billeteras virtuales se descargan en forma gratuita y están libres de costos de mantenimiento, discriminar entre institucionales y descentralizadas es un paso necesario para entender mejor el concepto.
Las wallets Institucionales son monederos electrónicos que se descargan en celulares o computadoras. Su diseño es en forma de aplicaciones (apps) y permiten realizar pagos online, recibir y enviar dinero e invertir, en algunos casos, a través de la empresa proveedora de la billetera. Estas wallets utilizan un software para vincular los datos de pago de la cuenta bancaria con el proveedor que procesa la transacción. El tipo de acceso depende siempre de la app elegida.
Algunas de las wallets más utilizadas en nuestro país son Mercado Pago, Ualá, MODO, BNA+, VALEpei y Cuenta DNI.
Las wallets institucionales son un servicio más que una empresa puede ofrecerles a sus clientes. La custodia del dinero y el acceso a la billetera es siempre responsabilidad de la empresa.
La gran ventaja de estas wallets consiste en las facilidades que ofrecen a la hora de realizar pagos y transferencias. No son anónimas, puesto que el nombre del cliente se asocia a ellas, por lo que toda actividad será auditada y regulada por la propia empresa.
En lo que atañe a las inversiones, las wallets institucionales tradicionales no ofrecen un menú atractivo, sino más bien limitado a colocaciones en Fondos Comunes de Inversión en moneda local.
Las wallets institucionales de criptoactivos como las que ofrecen SatoshiTango, Binance y otros exchanges locales e internacionales tienen similares características, aunque sí ofrecen un menú de inversiones amplio en su especialidad: las criptomonedas, no el dinero tradicional.
Las wallets descentralizadas también son programadas con software por empresas y se utilizan para operar en el mundo cripto. A diferencia de las anteriores, otorgan al usuario la posibilidad de autocustodiar activos digitales, además de realizar una amplia gama de operaciones de manera totalmente anónima y eficiente.
Ejemplos de ellas son MetaMask, Muun y Trust Wallet.
A su vez, existen distintos tipos de wallets descentralizadas:
Wallets descentralizadas mobile: También se las conoce como “hot wallets”. Son las más populares. Se descargan en el smartphone y se utilizan desde allí. Una vez descargada, la app nos generará una llave privada compuesta de 12 o 24 palabras que debemos anotar en un papel y guardar bien. Son wallets anónimas. Si perdemos el acceso a las tenencias por cualquier error o problema personal (pérdida de la llave privada, mala anotación de las palabras, etc.), prácticamente no tendremos forma de recuperarlas.
Wallets descentralizadas de escritorio: Pueden ser en forma de apps descargables o como extensión al navegador utilizado. También tienen una llave privada y las mismas funcionalidades que las wallets descentralizadas de mobile.
A nivel seguridad, ofrecen menos garantías que las mobiles, puesto que en la actualidad los smartphones son más resistentes que las computadoras a los hackeos externos. De todas maneras, existen medidas de seguridad que se pueden tomar para disminuir los riesgos.
Wallets descentralizadas físicas: En estos casos, la app ya viene embebida dentro de un dispositivo especial que se conecta a la computadora vía cable USB o bluetooth. Son las billeteras más seguras de todas y es posible invertir desde ellas en protocolos DeFi y DEX a tasas muy convenientes.
Las wallets descentralizadas y la autocustodia
Como vimos, una de las grandes diferencias entre las wallets institucionales y las descentralizadas consiste en la autocustodia de los fondos que proponen las segundas, donde la seguridad y la libertad se vinculan directamente con la responsabilidad y la autosuficiencia: no existe un 0800 al cual llamar en caso de inconvenientes.
Ahora bien: ¿por qué una persona se tomaría la molestia de autocustodiar sus tenencias teniendo la posibilidad de delegar esa tarea en un tercero, tal como se viene haciendo desde siempre en el sistema financiero tradicional?
La respuesta radica justamente en los dos términos citados más arriba: seguridad y libertad para operar y resguardar el capital sin la intervención de extraños.
Tan atractiva resulta la autocustodia, que tanto los exchanges como otras entidades semejantes se ven en la obligación de ofrecer tasas de interés (conocidas en el criptomercado como APY o Annual Percentage Yield) para que los clientes les confíen sus fondos y no se los lleven a sus propias wallets.
En el caso de las finanzas tradicionales, tanto bancos como sociedades de Bolsa se benefician con el hecho de ser los vehículos necesarios para invertir el capital. Esto les permite mantener comisiones altas por las operaciones y la custodia de acciones, bonos y otros activos. Además, ofrecen tasas más bajas por los depósitos en dólares o euros que las del mundo cripto en exchanges y protocolos DeFi.
Conclusión
Se estima que aproximadamente el 30% de la población mundial aún no está bancarizada, en gran parte por la barrera al ingreso que suponen los requerimientos existentes para acceder a una caja de ahorro o una cuenta de inversiones.
Las wallets vienen a democratizar el acceso a los servicios financieros, tanto en lo que refiere a las transacciones cotidianas como a las inversiones.
Lo cierto es que se acabaron las excusas para no ahorrar e invertir dinero: ni bien termines de leer esta nota, podés descargarte una wallet en el celular y comenzar a operar. La recomendación es formarse y realizar pequeñas operaciones para ir familiarizándose con el circuito de a poco y con paciencia para adquirir experiencia. La ansiedad casi nunca conduce a buenas inversiones.
Desde aquí seguiremos acercando información fundamental para quienes quieran conjugar una vida cada vez más adaptada a las innovaciones tecnológicas con un mejor presente y futuro financiero.